• Asignatura: Religión
  • Autor: perrosalchicha
  • hace 6 años

Crees que la propuesta de Jesús está acorde a los derechos humanos. Explica en diez renglones tu punto de vista.

Respuestas

Respuesta dada por: rosalindashantalgonz
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RESPUESTA

A medida que la cohesión social provista por las costumbres y usos tradicionales se iba desintegrando por el impacto del individualismo, se hizo cada vez más evidente que este último conducía a la anarquía, al caos social. Esto fue así porque este concepto del hombre, al no aceptar nada más que lo que el individuo puede comprender y lo que le parece conveniente, desprecia el orden social o, a lo sumo, lo acepta un mal necesario. El individuo queda librado a los dictados de su propio capricho y la sociedad queda regida solamente por la ley de la selva, es decir que se desintegra. Como ya hemos visto, ese individualismo dio origen al liberalismo económico, por ejemplo, y sus resultados terminaron en la anar­quía: ¡cada uno defendiendo sus intereses y que el más débil se aguante!

2. Este caos social —o por lo menos su amenaza inmediata— ha movido a nuestra sociedad hacia el otro extremo:

El del estado totalitario o el de la Igle­sia totalitaria.

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Habiendo perdido el hombre su sentido de dirección en una épo­ca en que se le decía, en nombre del pensamiento más elevado, que tenía abso­luta libertad, se ha vuelto en nuestros días en la dirección opuesta, hacia una sociedad donde no tenga necesidad de decidir ni la obligación de comprometerse personalmente. En el terreno religioso, esa tendencia da lugar a dos fenómenos paralelos: el atractivo de una Iglesia autoritaria y el atractivo de una moral autoritaria. En el primer caso, el hombre entrega su personalidad a una insti­tución religiosa que le promete decidir en su lugar y le asegura su propia infalibilidad; en el segundo, a una serie de normas morales absolutas, pretendidamente sancionadas por la divinidad, frente a las cuales sólo cabe obedecer y no hace falta otra decisión que la aceptación global.

En el terreno político, esa tendencia origina el totalitarismo estatal, que no es sino una forma violenta de la inclinación general de los Estados. El Estado se convierte en el creador de la ley, no en su defensor. Todo lo que ordena está bien. No hay ley fuera de la ley del Estado. No hay derechos individua­les que preceden al Estado. El Estado se ha convertido en soberano; declara ley lo que le place. De allí al Estado totalitario hay un solo paso. En los regímenes totalitarios, el individuo no es más que un elemento de la estructura social, un engranaje de la maquinaria, y nada más. No hay otros derechos que los de la comunidad. La justicia se define como el ajuste de la realidad social a los derechos de la comunidad.

 

3. Es esencial que volvamos nuestra mirada a Cristo para buscar los funda­mentos de la justicia y el derecho entre los hombres.

¿Qué es más importante: los derechos de la persona o los derechos de la colectividad? ¿Qué tiene pre­cedencia en la vida cristiana: el individuo o la sociedad?

El diccionario dice que la justicia es atribuir a cada uno lo que le co­rresponde, lo que es suyo; y que el derecho es lo que le corresponde a alguien, lo que es justo. Cuando Jesús aclaró las leyes de su Reino, habló de algo supe­rior a la justicia, de una justicia mejor: “Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos… Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres… Buscad primeramente el reino y la justicia de Dios…” (Mt. 5:20; 6:1, 33). ¿Qué es esa justicia mejor? Es el amor, ese amor que se olvida de los derechos propios y que es contrario a todo legalismo. Pero esa justicia superior, el amor cristiano, no niega los derechos del prójimo. Por el contra­rio, los incluye. El amor que no da en primer lugar lo que le corresponde al prójimo, no es amor genuino. Los derechos del prójimo son un deber para el cristiano. Debemos darles lo que les corresponde. Eso es la justicia.

Explicación:

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