Respuestas
Respuesta:
un testimonio de Cristo
Al igual que todas las Escrituras, el Antiguo Testamento es un
testigo y un testimonio de que Dios vive, de que Jesús es el Salvador
de la humanidad y de que debemos adorarlos y obedecer Sus
enseñanzas con el fin de obtener paz en esta vida y vida eterna
después de la muerte.
El presidente Spencer W. Kimball dijo: “Jesucristo es el Dios del
Antiguo Testamento, y con Él fue con quien hablaron Abraham y
Moisés. Él fue quien inspiró a Isaías y a Jeremías; y fue Él quien
predijo, por medio de esos hombres escogidos, los acontecimientos
futuros” (“La palabra del Señor a Sus profetas”, Liahona, octubre
de 1977, pág. 64).
Después de Su resurrección, Jesús se apareció a dos hombres que
recorrían el camino de Jerusalén a Emaús y citó profecías del
Antiguo Testamento acerca de Sí mismo, que los llenaron del
Espíritu e hicieron que el testimonio ardiera en su corazón (véase
Lucas 24:13–32). Al estudiar el Antiguo Testamento, busca las
evidencias y los principios que te enseñen más acerca de Jesucristo
y de cómo aplicar Su Evangelio en tu vida. Como parte del
programa de estudios, utiliza un cuaderno para anotar los
conceptos y las asignaciones. Si lo deseas, separa una parte
especial del cuaderno para anotar, de lo que hayas aprendido,
aquello que enseñe específicamente de Cristo o testifique de Él.
Quizás tu corazón también se llene con el testimonio de Jesucristo
a medida que lo busques en el Antiguo Testamento.
La historia del Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento comienza con la creación de Adán y Eva,
el primer hombre y la primera mujer. Después, relata brevemente
la historia de la posteridad de Adán y Eva hasta la época de Noé,
cuando un gran diluvio destruyó a todas las personas y los
animales con excepción de Noé, su familia y los animales que
había en el arca. Una vez terminado el relato de la historia de Noé,
el Antiguo Testamento registra brevemente los acontecimientos
que precedieron a la vida de Abraham, que entró en convenios
(promesas sagradas) con Dios y recibió promesas especiales de
Él concernientes a su posteridad. Las promesas que Dios hizo a
Abraham se llaman el “convenio abrahámico” (véase “Abraham,
convenio de” en la Guía para el Estudio de las Escrituras). El convenio
abrahámico continuó con Isaac, hijo de Abraham, y con su nieto
Jacob, a quien el Señor le cambió el nombre por el de Israel.
Luego, el Antiguo Testamento registra los tratos de Dios con Su
pueblo del convenio, los descendientes de Jacob, a quienes se les
llamó la “casa de Israel” o los “hijos de Israel”.
Un vistazo del Antiguo Testamento—El
índice de temas
Al comienzo de la Biblia, mira la Tabla de todos los libros del
Antiguo y del Nuevo Testamento y el orden en que se encuentran.
Cuando los registros del Antiguo Testamento se compilaron, no
todos los libros que lo componen se colocaron en orden cronológico;
por lo tanto, sería una buena idea que marcaras el índice de
temas para recordar las diversas clases de Escrituras del Antiguo
Testamento. Por ejemplo, escribe en el índice de temas, al lado
del nombre de cada libro, el término que corresponda a ese libro
según la descripción siguiente:
1. La ley. El Pentateuco, son los libros que van desde Génesis
hasta Deuteronomio a los cuales muchas veces se les llama “la
ley”. En virtud de que Moisés los escribió, también se les llama
“los cinco libros de Moisés”. Génesis comienza con la creación
del mundo y de Adán y Eva, y Deuteronomio termina con la
muerte de Moisés. Esos cinco libros hablan sobre los convenios
que Dios hizo con el hombre y sobre los mandamientos que
éste debe obedecer como parte de ese convenio.
2. La historia. Los libros que van desde Josué hasta Ester relatan
la historia de los hijos de Israel durante más de seiscientos
años, a partir de la muerte de Moisés. A esos libros se les
llama comúnmente “la historia”. Por lo general, se encuentran
colocados en orden cronológico; sin embargo, 1 y 2 Crónicas
son esencialmente la misma historia que se relata en 1 y 2 Reyes,
pero escrita por otro autor.
3. La poesía. Los libros que van desde Job hasta Eclesiastés se
encuentran repletos de enseñanzas y revelaciones escritas en
forma poética; por lo tanto, a esta sección se le conoce como
“la poesía”. El Cantar de los cantares de Salomón se encuentra
también dentro de la sección poética aun cuando, de acuerdo
con el profeta José Smith, no es un escrito inspirado (véase
“Cantares de Salomón” en la Guía para el Estudio de las Escrituras,
pág. 30). El libro de Salmos contiene palabras para la música
sagrada de esa época.
4. Los profetas. Los libros que van desde Isaías hasta Malaquías
contienen las enseñanzas de varios profetas durante la época
en que los hijos de Israel tuvieron reyes. No se encuentran en
orden histórico, y no se sabe la razón por la cual aparecen en
el orden en que están.
Cómo puedes beneficiarte con el estudio del
Antiguo Testamento
Los relatos del Antiguo Testamento son los más famosos de la
historia.