Respuestas
- Actitud positiva de querer enseñar y aprender de los propios conflictos:
Es indudable que hay grupos escolares difíciles, conflictivos que hace que en ciertos casos, el profesorado “arroje la toalla”. Frente a este desánimo que a veces se puede considerar legítimo, el grupo de profesores/as. puede revertir la situación entrenándose en habilidades socio-emocionales y juegos cooperativos a través de los que vamos trabajando las faltas de respeto, de autocontrol, la agresividad, la baja autoestima, la ausencia de límites etc…
Los juegos cooperativos además de su lado lúdico tienen efectos de participación y cooperación: todos participamos y todos damos nuestra opinión. También tiene un efecto de igualdad: nadie es más que nadie, facilita la comunicación y evita el dominio y la jerarquía de parte del alumnado. No existe la competencia, lo cual hace que se evite la propia tensión de la misma. Reflexionamos sobre valores como el respeto, la justicia, la solidaridad y otros, sacando consecuencias sobre sus carencias.
Con esto lo que queremos subrayar, es que para llevar a cabo estas dinámicas, es todo el profesorado o por lo menos la mayoría, el que se tiene que implicar, lo demás cada docente puede “hacer lo que puede”, pero de esta forma, no se da respuesta a la mayoría del alumnado y el centro sigue viviendo en estructuras de “compartimentos estancos”.
Esta primera premisa, nos lleva a esta otra:
2.- Tiempo:
Las prisas son malas consejeras en determinados temas y en del conflicto, más. Hay profesionales del centro que quieren que los conflictos se resuelvan ya, cuando hay problemas que vienen de largo, y que precisamente vienen de largo, porque en su día ni se les ofreció el tiempo ni los recursos necesarios. Hay que dedicar el tiempo suficiente para:
Analizar las causas y las dinámicas de esos problemas.
Explorar las diversas vías de solución y facilitar un plan.
Ejercitarse en habilidades y técnicas de resolución.
Valorar lo que hemos logrado.
3.- Implicar al alumnado a resolver sus propios conflictos:
Tenemos que ofrecer formación, espacios y posibilidades para que el alumnado sea capaz de ir resolviendo sus propios conflictos.
Hay magníficos ejemplos de centros dónde hay alumnos/as, tutores/as, mediadores/as que bajo la coordinación de algún profesor/a, realizan una espléndida labor que favorecen tanto el clima de aula como el clima de centro.
Las sesiones de tutoría bien organizadas y coordinadas a lo largo de todos los cursos también suponen un espacio magnífico para esta tarea.
A continuación, exponemos un cuadro de trabajo que se suele utilizar con el alumnado sobre factores que favorecen y entorpecen la resolución de conflictos:
4.- La comunicación como elemento importante en la resolución
Elaboración de hielo.
Disolución de agua y azúcar.
Separar el agua de mar de la sal.
Fundición de hierro.
Romper un vaso de vidrio.
Patear un balón de fútbol.
Los cambios de temperatura.