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¿Qué es y cómo funciona el sistema inmunológico?
Las principales tareas del sistema inmunológico del cuerpo son combatir los gérmenes que causan enfermedades (patógenos) como bacterias, virus, parásitos u hongos, y eliminarlos del cuerpo
Todo Disca Por Todo Disca 06/10/2020 01:16
Sistema Inmunológico
Sistema Inmunológico
El sistema inmunológico tiene un papel vital: Protege tu cuerpo de sustancias dañinas, gérmenes y cambios celulares que podrían enfermarte. Está compuesto por varios órganos, células y proteínas.
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Mientras tu sistema inmunológico funcione bien, no te das cuenta de que está ahí. Pero si deja de funcionar correctamente – porque es débil o no puede combatir gérmenes particularmente agresivos – te pones enfermo.
Algunos gérmenes sólo te harán enfermar la primera vez que entres en contacto con ellos. Entre ellos se encuentran las enfermedades de edad infantil como la varicela.
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Las tareas del sistema inmunológico
Sin un sistema inmune, no tendríamos forma de luchar contra las bacterias y virus que entran en nuestro cuerpo desde el exterior o los cambios nocivos que ocurren dentro de nuestro cuerpo.
Las principales tareas del sistema inmunológico del cuerpo son combatir los gérmenes que causan enfermedades (patógenos) como bacterias, virus, parásitos u hongos, y eliminarlos del cuerpo, reconocer y neutralizar las sustancias nocivas del medio ambiente, y para combatir los cambios que causan enfermedades en el cuerpo, como las células cancerígenas.
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¿Cómo se activa el sistema inmune?
El sistema inmunológico puede ser activado por un montón de cosas diferentes que el cuerpo no reconoce como propias. Éstas se llaman antígenos. Ejemplos de antígenos incluyen las proteínas de las superficies de las bacterias, los hongos y los virus.
Cuando estos antígenos se unen a receptores especiales en las células inmunes (células del sistema inmunológico), se desencadenan toda una serie de procesos en el cuerpo. Una vez que el cuerpo ha entrado en contacto con un germen causante de enfermedad por primera vez, suele almacenar información sobre el germen y cómo combatirlo. Luego, si vuelve a entrar en contacto con el germen, lo reconoce inmediatamente y puede empezar a combatirlo más rápido.
Las propias células del cuerpo también tienen proteínas en su superficie. Pero esas proteínas no suelen activar el sistema inmunológico para luchar contra las células. A veces el sistema inmune piensa erróneamente que las propias células del cuerpo son células extrañas. Entonces ataca a las células sanas e inofensivas del cuerpo. Esto se conoce como una respuesta autoinmune.
Sistema inmunológico innato y adaptativo
Hay dos subsistemas dentro del sistema inmunológico, conocidos como el innato (no específico) y el adaptativo (específico). Ambos subsistemas están estrechamente vinculados y funcionan juntos siempre que un germen o una sustancia nociva desencadena una respuesta inmunológica.
El sistema inmunológico innato proporciona una defensa general contra los gérmenes y sustancias nocivas, por lo que también se le llama sistema inmunológico inespecífico. La mayoría de las veces lucha utilizando células inmunes como células asesinas naturales y fagocitos («células comestibles»). El trabajo principal del sistema inmunológico innato es combatir las sustancias y gérmenes nocivos que entran en el cuerpo, por ejemplo a través de la piel o el sistema digestivo.
El sistema inmunológico adaptativo (específico) fabrica anticuerpos y los utiliza para combatir específicamente ciertos gérmenes con los que el cuerpo ha estado en contacto anteriormente. Esto también se conoce como una respuesta inmunológica «adquirida» (aprendida) o específica.
Debido a que el sistema inmunológico adaptativo está constantemente aprendiendo y adaptándose, el cuerpo también puede combatir las bacterias o virus que cambian con el tiempo.
La alimentación, un papel importante en el sistema inmune
Hoy en día, es importante asegurarse de que nuestro sistema inmunológico funciona al máximo para protegernos de las bacterias y virus dañinos, especialmente durante esta temporada de gripe y coronavirus.
A estas alturas, la mayoría de nosotros sabemos que debemos lavarnos las manos con frecuencia, evitar tocarnos la cara, cubrirnos la tos o estornudar con el codo y quedarnos en casa si no nos sentimos bien.
Aunque estas precauciones son indiscutiblemente necesarias, ¿qué pasa con la comida? Para evitar enfermarnos, es fundamental que consumamos alimentos que nutran nuestro cuerpo para apoyar aún más al sistema inmunológico en la lucha contra los gérmenes.
Respuesta:
¿Cómo funciona nuestro sistema inmunológico?
El proceso inmunológico funciona así: un agente infeccioso entra en el cuerpo. Quizá es un virus de la gripe que entra por la nariz. Quizá es una bacteria que entra por la sangre cuando se pincha con un clavo. Su sistema inmunológico está siempre alerta para detectar y atacar al agente infeccioso antes de que cause daño. Sea cual fuere el agente, el sistema inmunológico lo reconoce como un cuerpo ajeno. Estos cuerpos externos se llaman antígenos. Y los antígenos deben ser eliminados.
La primera línea de defensa del cuerpo es un grupo de células llamadas macrófagos. Estas células circulan por la corriente sanguínea y en los tejidos del cuerpo, vigilantes de los antígenos.
Cuando un invasor entra, un macrófago rápidamente lo detecta y lo captura dentro de la célula. Enzimas en el interior del macrófago destruyen al antígeno procesándolo en pedacitos pequeños llamados péptidos antigénicos. A veces este proceso por sí solo es suficiente para eliminar al invasor. Sin embargo, en la mayoría de los casos, otras células del sistema inmunológico deben unirse a la lucha.
Pero antes de que otras células puedan empezar su trabajo, los péptidos antigénicos dentro del macrófago se unen a moléculas llamadas antígenos de leucocitos humanos o HLA. La molécula de HLA unida a al péptido, ahora llamada complejo antigénico, es liberada del macrófago.
Células llamadas linfocitos de la clase T, pueden entonces reconocer e interactuar con el complejo péptido antigénico-HLA que se encuentra en la superficie del macrófago.
Una vez que dicho complejo es reconocido, los linfocitos T envían señales químicas llamadas citocinas. Estas citocinas atraen más linfocitos T. También alertan a otros linfocitos, de la clase B, para que produzcan anticuerpos.
Estos anticuerpos se liberan a la circulación sanguínea para encontrar y unir más antígenos, de tal forma que los invasores no se puedan multiplicar y enfermarle. En el último paso de este proceso, una célula llamada fagocito se encarga de remover el antígeno del cuerpo.
Explicación: