• Asignatura: Historia
  • Autor: mendezmariel174
  • hace 6 años

¿Que privilegios conservó la nobleza bajo el poder absolutismo monárquico?​

Respuestas

Respuesta dada por: jhosuechasi2008
0

Respuesta:

listo

Explicación:

que se denomina absolutismo monárquico?

Fue un régimen político característico de la etapa de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna en Europa occidental. Específicamente tiene lugar entre los siglos XVI al XVIII.

Respuesta dada por: manuel0398
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Fue un régimen político característico de la etapa de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna en Europa occidental. Específicamente tiene lugar entre los siglos XVI al XVIII.

Su característica más destacada es la concentración de todo el poder político en las manos de un monarca. El rey gobierna sin más restricciones que su propia voluntad, la cual por lo tanto tiene el valor de una norma jurídica. No se concibe la existencia de los poderes entendidos como inherentes a cualquier régimen republicano o democrático, o sea, el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

El soberano tiene sólo derechos y el pueblo, sus súbditos, sólo obligaciones.

El absolutismo monárquico surge como una evolución en la acumulación del poder de las monarquías, la cual se incrementa a partir de la Alta Edad Media alcanzando su cenit en la modernidad.

¿Quién fue el monarca absoluto más representativo?

El paradigma de rey absolutista fue Luis XIV, aquel que supo sintetizar los principios de este régimen en una fórmula memorable: “L’État, c’est moi” (El Estado soy yo).

Su sucesor también pudo expresarlo con suma claridad: “Es sólo en mi persona donde reside el poder soberano, cuyo carácter propio es el espíritu de consejo, de justicia y de razón; es a mí a quien deben mis cortesanos su existencia y su autoridad; la plenitud de su autoridad que ellos no ejercen más que en mi nombre reside siempre en mí y no puede volverse nunca contra mí; sólo a mí pertenece el poder legislativo sin dependencia y sin división (…)”.1

¿Cuáles eran las costumbres diarias de los monarcas absolutistas?

A modo de ejemplo muy gráfica resulta una jornada de la vida de Luis XIV según la describen J. Isaac y Alberto Malet: “Luis XIV tenía pocas ideas que le fueran propias; sólo tenía una muy arraigada en la mente y que fue dominante en su vida. En su infancia le habían dicho que el rey era una divinidad visible, un semidiós. El primer modelo de escritura que le dieron para que copiara estaba concebido así: ‘Se debe homenaje a los Reyes, ellos hacen lo que les place’. Estaba pues convencido de que él era un ser aparte, que tenía su corona por voluntad divina y que era por la gracia de aquél que él representaba en la tierra. De esta idea, que casi todo el mundo admitía entonces, Luis XIV deducía dos consecuencias. En primer lugar, como representante de Dios, debía ser dueño absoluto, disponer libremente de los bienes, de la persona y de la vida misma de sus súbditos, los cuales tenían el deber de obedecer ‘sin discernimiento’. En segundo lugar, tenía la obligación de cumplir concienzudamente su oficio de Rey (la frase es de él). Debía, en fin, trabajar y atender en todo al bien del estado. La idea de que él era el representante de Dios, infundió a Luis XIV el más prodigioso orgullo. Tomó por emblema un Sol resplandeciente, y de aquí el sobrenombre de Rey del Sol. Sin temor del diablo, pretende Saint-Simón, se hubiera hecho adorar y no habrían faltado adoradores: los cortesanos se descubrían para atravesar su cámara vacía y, delante del lecho real o del cofre que contenía las toallas del rey, hacían una reverencia, como en la iglesia, delante del Tabernáculo. Organizó el culto de la majestad real, y cada uno de los actos ordinarios de su vida diaria, como levantarse, comer, pasearse, ir de caza, cenar y acostarse, llegó a ser un ejercicio del culto; una ceremonia pública cuyos pormenores estaban minuciosamente fijados por un reglamento: eso se llamaba ‘etiqueta’. Se levantaba a las ocho de la mañana, e inmediatamente los cortesanos eran introducidos en su cámara por series, que se llamaban entradas. A la hora de levantarse había seis entradas, al cabo de las cuales había por lo menos unas cien personas en la real cámara. Los más favorecidos eran admitidos desde el momento en que el rey salía de la cama y se ponía la bata o traje de mañana; los menos favorecidos no entraban sino cuando se había frotado las manos con una toalla en alcohol y acababa de vestirse. La etiqueta indicaba las personas que debían presentar las diferentes prendas de vestir. Verbigracia: la camisa, llevada en una envoltura de seda blanca, debía ser presentada por un hijo del rey o un príncipe de sangre y sólo a falta de estos, por el gran chambelán. La manga derecha la presentaba el sumiller de corps y la izquierda el primer guardarropa real. El jefe del ropero ayudaba al rey a ponerse y abrocharse el pantalón. Ya vestido el rey pasaba a su gabinete, daba órdenes para el día y después iba a misa. Al salir de la capilla, celebraba consejo con sus ministros hasta la una y algunas veces hasta más tarde. A la una comía solo en su cámara; la etiqueta era tan minuciosa como para levantarse. Cada plato lo llevaba un gentilhombre, precedido de un ujier y de un jefe de comedor, que tres guardias de corps escoltaban con la carabina al hombro”. 2

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