Respuestas
Respuesta: Los dos perros del cazador
Explicación paso a paso:
Érase una vez un hombre que vivía en una casa de campo y tenía dos perros buenos y fieles. Cada uno cumplía una función muy diferente. Uno de ellos, negro y de cuello largo, era quien acompañaba al dueño cuando se iba de caza, mientras que el otro, algo más pequeño y de color canela, se ocupaba de vigilar la vivienda para que no entrara ningún ladrón.
Al perro cazador le gustaba salir de cacería pero siempre acababa agotado y con el cuerpo lleno de agujetas. Su misión era ir unos metros por delante de su amo oteando el horizonte y olfateándolo todo por si percibía algún movimiento extraño detrás de los arbustos. Cuando notaba que en ellos se ocultaba algún animal despistado como un conejo o una perdiz, daba la señal de alerta con un ladrido y salía corriendo para intentar capturarlo.
No, no era un trabajo fácil. A veces se pasaba horas y horas sudando la gota gorda para nada, pues al llegar la noche no había conseguido atrapar ni una mosca.
Respuesta:
El león y el ratón
Dormía un león cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y lo atrapó. A punto de ser devorado, el ratón le pidió que le perdonara, prometiéndole pagarle en el futuro. El león echó a reír y lo dejó marchar. Días después, unos cazadores apresaron al rey de la selva y lo ataron con una cuerda. Al oír el ratón los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre. “Días atrás” - le dijo -, “te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos”.
Lección: Nunca menosprecies tu tamaño ni el de los demás. Es probable que como emprendedor, sientas que eres pequeño a comparación de las grandes compañías, y que nada puedes hacer para competir contra ellas u ofrecerles valor. La clave está en satisfacer las necesidades de un mercado y aprovechar las oportunidades para poco a poco ganar tracción. Conócete y descubre qué es lo que puedes hacer por los demás.
La liebre y la tortuga
Una vez, una liebre, se burlaba de las patas cortas y de la lentitud de una tortuga. Ésta dijo a la liebre: "Puede que seas muy veloz, pero estoy segura de poderte ganar una carrera”. Sorprendida, la liebre aceptó el reto. Llegó el día de la carrera y mientras la tortuga no dejaba de caminar aunque a paso lento, la liebre corrió rápidamente y al ver seguro su triunfo decidió echarse una siesta. Poco después, la liebre despertó y vio a la tortuga llegar a la meta y ganar.
Lección: La carrera del emprendedor es una maratón, no una prueba de velocidad. No existen atajos ni fórmulas mágicas para llegar a la meta; sólo aquel perseverante y trabajador es el que consigue triunfar en el mundo de los negocios. No intentes saltarte etapas ni buscar el éxito fácil; la única receta es el trabajo duro. Y además: nunca te duermas en tus laureles. No sabes cuándo un competidor, por más chico que parezca, pueda superarte y ganar a los consumidores.
El lobo orgulloso y el león
Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios a la hora en que el sol se ponía en el horizonte, y, viendo su sombra bellamente alargada, exclamó:
– “¿Cómo me va a asustar el león con semejante talla que tengo? ¡Con treinta metros de largo, bien fácil me será convertirme en rey de los animales!”.
Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso león le cayó encima y empezó a devorarlo. Entonces el lobo, cambiando de opinión se dijo:
– “La presunción es causa de mi desgracia”.
Moraleja: Nunca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te engañarás.