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Hace poco ha pasado el “Día del Amigo” y me quedaron dando vueltas algunas anotaciones referidas a esta fecha y que tienen que ver con la amistad literaria de Fierro y Cruz, los personajes creados por José Hernández. Mi intención es ofrecer un breve recorrido de cómo esta amistad fue mutando (fue releída y reinventada) dentro de nuestra literatura argentina. Y -en simultáneo- aprovecho para vincularlo con el “Día del Lector” (que se celebrará el próximo 24 de agosto)
Fierro y Cruz según Hernández
Fierro es perseguido por la justicia; se lo busca por asesino y desertor; una noche en el monte, el forajido es acorralado por una patrulla policial; el renegado lucha con bravura pero lo ponen en jaque mortal; cuando está a punto de ser vencido, se escucha la voz de uno de los uniformados: “Y dijo: ‘Cruz no consiente/ que se cometa el delito/ de matar ansí un valiente’./ Y áhi nomás se me aparió/ dentrándole a la partida./ Yo les hice otra embestida/ pues entre dos era robo;/ y el Cruz era como lobo/ que defiende su guarida”. Conmovido por el derroche de valentía del gaucho Martín, Cruz se cruza “de vereda” para luchar a la par del que ha ido a “cazar” y contra los que han sido sus compañeros minutos antes.
Derrotada la policía y más tranquilos, los matreros se confiesan sus congojas. Cruz cuenta su vida que se asemeja a la de Fierro: el lector percibe que ambos son “hermanos” en la desdicha; están golpeados por las mismas injusticias que se comenten contra los guachos. Como una moneda, están forjados con el mismo material, uno es cara y el otro es Cruz.
Como sus cabezas tienen precio en la “civilización”, deciden profundizar su marginalidad y huir a un territorio doblemente “salvaje”: el desierto y las tolderías. Así se cierra la “Ida”: “Y cuando la habían pasao,/ una madrugada clara/ le dijo Cruz que mirara/ las últimas poblaciones; / y a Fierro dos lagrimones/ le rodaron por la cara. //Y siguiendo el fiel del rumbo/ se entraron en el desierto-/ no sé si los habrán muerto/ en alguna correría, / pero espero que algún día/ sabré de ellos algo cierto”.
A esta dupla gauchesca la relaciono con algo que -alguna vez- Atahualpa Yupanqui contó: según sus dichos, cuando a un tal Don Justino Leiva -hombre sabio de bigote cano machado por el cigarrillo- le preguntaron qué era la amistad, éste respondió que “Un amigo es uno mismo pero con otro cuero”.
Fierro y Cruz según Borges
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espero que te ayude
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ya te respondio >:c
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