Respuestas
Respuesta:
Consecuencias
Inmediatamente de producida la batalla de Cepeda, todo el norte del territorio de Buenos Aires fue invadido por los caudillos, que llegaron en pocos días a los alrededores de la ciudad de Buenos Aires.
Conocida la victoria de los federales, el jefe del ejército de campaña de Buenos Aires, Miguel Estanislao Soler, junto a todos los restantes oficiales que lo integraban, exigió la disolución del Congreso Nacional y la deposición del Director Supremo como único medio de lograr la paz.
El Congreso se reunió por última vez bajo la presidencia del doctor José Miguel Díaz Vélez y decidió su disolución manifestando sus representantes que
"... ceden a la intimación que se les hace, entendiendo que en esto los firmantes de la misma, obran autoritariamente".
Por su parte, el 11 de febrero de 1820, el Director Supremo Rondeau, renunció a su cargo ante el Cabildo porteño indicando que lo hacía
"... Deseoso de propender en cuanto esté de mi parte al bien de mis conciudadanos y no queriendo ser un obstáculo para que la paz vuelva a reinar en el país, deposito la suprema dirección del Estado que he desempeñado hasta ahora en manos de V.E."
De esta forma se disolvieron las autoridades nacionales.
El Cabildo ejerció el gobierno de Buenos Aires hasta que se designó un Gobernador y Capitán General.
La sucesión del poder en Buenos Aires se vio enmarcada por gobiernos provisorios. El primer gobernador autónomo, Manuel de Sarratea, ascendido al poder con la protección de los federales, firmó con ellos el Tratado del Pilar. Por el mismo, la provincia de Buenos Aires reconocía a las demás el derecho de darse su propio gobierno y daba por extinguido el Congreso de Tucumán.
Pero la anarquía continuó en la capital, hasta que en septiembre fue nombrado Martín Rodríguez gobernador. La estabilidad y progreso de su gobierno se logró a costa de aislar a la provincia del resto del país.
Mientras tanto, las provincias se gobernaron a sí mismas como entidades autónomas a la manera de una confederación, más allá de las poderosas influencias que tuvieron algunos caudillos, que gobernaron sobre coaliciones de varias provincias.
Pese a varios efímeros esfuerzos por reunificar el país, entre los que se destaca la presidencia de Bernardino Rivadavia de 1826 a 1827, la Argentina no se volvió a unificar hasta después de la caída del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, y la rápida sanción de la Constitución Argentina de 1853. Buenos Aires recién se unió definitivamente en 1861
Explicación: