la evangelización de los infieles no era el objetivo de la Iglesia en acompañar a las expediciones
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Respuesta:Apoyado en esta experiencia organizará la vida de los hermanos que quieran ir entre infieles, dentro de un marco de respeto a sus creencias y desde la convicción de que sólo Dios puede mover los corazones y hacer que se conviertan a la fe cristiana. A los hermanos sólo les compete anunciarlo, más con obras que con palabras, éstas cuando llegue el momento oportuno, y disponerlos para que se bauticen en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu.
El planteamiento que hace Francisco de la presencia de los hermanos entre los infieles es el de testimoniar la propia vida evangélica. Por eso, más que enzarzarse en disputas y controversias, hay que estar pacíficamente entre ellos a través de un diálogo existencial, que evidencie la fe desde la que se vive y para la que se vive. En definitiva, se trata de estar allí como cristianos que conviven con los mahometanos.
El camino hasta llegar a esta convicción no fue nada fácil. La situación histórica que conmovía la Cristiandad -los infieles ocupando Tierra Santa- hacía difícil una visión serena y sensata del problema. Cuestiones políticas se mezclaban con intereses religiosos, y la misión apostólica de anunciar el Evangelio hasta el confín de la tierra se bastardeaba reduciéndola a un proselitismo que, siendo incapaces de hacerlo por la persuasión, terminaba convirtiéndose en una persecución sangrienta motivada y disimulada por las Cruzadas.
Respuesta:
La evaluación de la iglesia no era el objetivo de la iglesia al acompañar a los expedición