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La transición demográfica es una teoría demográfica que explicaría el paso a la tecnología de un régimen demográfico preindustrial, presidido por altas tasas de mortalidad y natalidad, a otro industrial con un fuerte incremento de la población y posteriormente postindustrial, con tasas muy bajas de mortalidad y natalidad. Aunque esta teoría, en principio y en lo fundamental, tenía básicamente como propósito dar cuenta de los cambios demográficos provocados por la revolución industrial, su utilización, aunque con críticas y limitaciones, tiene en muchos sentidos, vigencia aún hoy día, ya que puede señalarse e interpretarse que ha constituido un paradigma en la demografía de buena parte del siglo XX.12
Inicialmente la transición demográfica pretendía explicar la relación entre los cambios demográficos y los cambios socioeconómicos que se produjeron en el siglo XVIII en los países desarrollados de Europa y por lo tanto establecer una relación de causalidad entre población, desarrollo y crecimiento demográfico.
Respuesta: El descenso de la natalidad
Las causas del descenso de la fecundidad son muchas, pero en la base de todas ellas está el desarrollo económico y la posibilidad efectiva de controlar la natalidad. El control de la natalidad no se hace por motivos maltusianos, puesto que la posibilidad de incrementar la productividad de la tierra es muy superior a lo que creía Malthus. Además, no es la falta de alimentos lo que favorece la reducción de la natalidad, sino, muy al contrario, el desarrollo económico. Admitiendo que la coyuntura económica positiva a corto plazo hace aumentar la fecundidad, es el desarrollo económico a largo plazo lo que la hace descender, por diversos motivos.
Para explicar este descenso David Heer expone tres razones: el cambio en la escala de valores, los costes de los hijos y los recursos de tiempo y energía que requiere cada nuevo hijo. A medida que los hijos van sobreviviendo, el valor de un nuevo hijo disminuye, puesto que hay cada vez más seguridad de que los hijos van a salir adelante, y es necesario hacerse cargo de todos. Además, el Estado del bienestar permite que durante la vejez no sea necesario depender de los hijos para asegurarse una vida similar a la que se ha llevado.
La decisión de tener menos hijos es fundamental para el descenso de la natalidad, pero también lo son los métodos anticonceptivos que permiten que esa decisión sea efectiva. Es paradójico que la natalidad descienda al tiempo que desciende la edad de matrimonio (18 años para las mujeres). Es la efectividad de los métodos anticonceptivos lo que permite este descenso.
El descenso de la mortalidad
Las causas del descenso de la mortalidad, sobre todo infantil, son más claras. El desarrollo industrial conlleva el desarrollo científico, y la puesta en práctica de las medidas higienistas que propugnaban los ilustrados del siglo XVIII. Los avances científicos en la lucha contra las enfermedades, sobre todo infecciosas, son notables. Además, coincide con un descenso de la morbilidad de las enfermedades. Aparece la penicilina (Alexander Fleming, 1928) y las primeras vacunas: Edward Jenner crea la primera vacuna, para la viruela, en 1796, (Louis Pasteur 1822-1895).
En todos los países se reforma la ciudad, y uno de los criterios que se tienen en cuenta son las condiciones sanitarias de los barrios. Se hacen calles más anchas y mejor ventiladas, alcantarillado, agua corriente, iluminación, etc. Se educa a la población en los hábitos higiénicos, por medio de la escolaridad obligatoria, y se crean hospitales y una infraestructura sanitaria más densa: aparecen los médicos de familia en todas partes. Además, los hospitales, los cementerios, las cárceles, los cuarteles y todas las infraestructuras que se consideran como fuente de enfermedades se trasladan a las afueras de las ciudades.
También se mejora la alimentación, ya que se hace más regular y variada. La revolución industrial asegura la producción agrícola, gracias al aumento de la productividad de la tierra. Serán muy pocas la crisis de subsistencia desde entonces, el hambre en Irlanda en 1846-1848, el hambre en la URSS en 1920 y el hambre en España en 1940. Cada vez las crisis de subsistencia son menos violentas, hasta que llegan a desaparecer en los países ricos.
El aumento de la población
Si la transición demográfica hace aumentar la población es porque las tasas, y sus correspondientes curvas, de mortalidad y natalidad se separan, haciendo aumentar el crecimiento vegetativo. Según el modelo típico hay tres momentos clave en el proceso, que se suceden en el tiempo y que hacen variar la curva de crecimiento vegetativo. El primero es cuando comienza a descender la mortalidad (a). Este momento se toma como el comienzo de la transición demográfica. El segundo período es cuando comienza a disminuir la fecundidad (b). Este es le momento de mayor crecimiento vegetativo; pues la distancia entre la natalidad y la mortalidad es la máxima. El tercero se presenta cuando las tasas de natalidad y mortalidad están en sus niveles mínimos (c), y por consiguiente el crecimiento vegetativo. A este momento se le considera el fin de la transición demográfica. Para determinar el fin de la transición demográfica es necesario que las tasas bajas se mantengan durante, al menos, 5 años, y que la esperanza de vida al nacimiento para las mujeres sea, como mínimo, de 73 años.