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LAS CIENCIAS SOCIALES han sido sometidas frecuentemente a diversas críticas, cuestionándose su derecho a constituirse en disciplinas científicas.
Estas críticas hacen referencia a supuestas fallas lógicas y metodológicas, a la falta de rigor de sus enunciados, a la dificultad de su confrontación empírica y consecuente carencia de leyes, a su incapacidad de explicación y predicción.
Estos problemas se plantean generalmente tomando como modelo a las ciencias naturales, entre las cuales la física se presenta como el ejemplo más relevante de ciencia empírica.
En el otro polo se encontrarían las ciencias sociales y, para mencionar un caso (entre varios posibles), quizás la historia, interesada en procesos singulares y pasados, muestra esas dificultades típicas que mencionábamos.
Poincaré señalaba que el historiador Carlyle había dicho en alguna oportunidad: “Juan sin Tierra ha pasado por aquí; he ahí un hecho singular por el que yo daría todas las teorías de la tierra” y que, sin embargo, Bacon, compatriota de Carlyle, o un físico, hubieran más bien expresado: “Juan sin Tierra ha pasado por aquí; me es indiferente, puesto que no volverá a pasar”.
De esta manera se insiste en la irrepetibilidad de los hechos históricos y en la imposibilidad de disponer de un conjunto de enunciados generales que permitan explicar y predecir.
Estas cuestiones han llevado también a la afirmación del carácter poco interesante de los problemas que plantean las ciencias sociales, sobre todo desde el punto de vista del rigor científico.
Incluso se ha mencionado el carácter ambiguo de las preguntas de los científicos sociales, su falta de interés teórico y trivialidad
Claro está, como los métodos utilizados por las ciencias naturales son, en principio, más conocidos y menos discutidos, parece adecuado configurar sobre esta base la posibilidad de la investigación en las
Y, en este sentido, se puede encontrar una objetividad difícil de hallar, por sí misma, en las ciencias sociales, demasiado influidas por las circunstancias generales en que se desenvuelve la investigación y, en consecuencia, impedidas de ceñirse estrictamente a los hechos.
Por otra parte, cuando en ellas se intenta formular enunciados generales, al estar desvinculados de los hechos, su generalidad resulta inapropiada y no explicativa, al menos en un sentido interesante e informativo.
Finalmente, se suele hacer referencia a la complejidad propia de las ciencias sociales como un problema difícil de resolver, a diferencia de la simplicidad que puede lograrse en las ciencias naturales.
Hemos indicado de esta manera las principales dificultades que se atribuyen a disciplinas tales como la historia, sociología, antropología, economía, psicología, configurando un panorama semi-trágico al que, sin embargo, es necesario enfrentarse.