• Asignatura: Castellano
  • Autor: damariszelaya429
  • hace 6 años

Escribe y explica una posible moraleja que se puede
extraer del poema proverbio y cantar “I”.
¿Para qué llamar caminos
a los surcos del azar?...
Todo el que camina anda,
como Jesús, sobre el mar.

Ayuda es para ahorita plis.​

Respuestas

Respuesta dada por: REYANXZX
1

Respuesta:

El poeta es esa contradicción permanente que le da sentido al  

universo. Desde su boca, que es siempre algo más que suya, asistimos a  

la celebración de la existencia. En su canto la vida no cesa de aspirar a ser  

algo más que sólo vida. Hay en la palabra poética, que es oráculo y acción,  

que es expresión y comunicación, lugar y ubicuidad, un susurro que  

procede desde el origen atávico del lenguaje, desde el instinto iniciático de  

desplegar la realidad que nos posee como hombres. Liberar el instinto del  

dogal de la civilización ha de ser el primer paso en la conquista de la  

antropofanía, en la restauración de la integridad perdida. El despliegue  

poético, que es arrebato y compromiso, se efectúa desde las cosas y hacia  

las cosas, desde el lenguaje y hacia el lenguaje. Cuando el poema atrapa  

la realidad, la está haciendo más libre, la dota de una autonomía mágica,  

la insemina con la emergencia intuida de ser algo más. Cuando en una  

palabra cabe un hombre siempre hay un hombre más sin descubrir. Si en  

el poema nace un orden, ése es un orden que no responde sino a un  

movimiento perpetuo, a un crecimiento sin fin. Los dominios de lo poético  

son el taller flotante en que se forja la triple aventura del lenguaje, la  

realidad y el hombre.  

 

La palabra poética es una revolución en sí misma. Emana de una  

rebeldía, de una audacia que la precede siempre y que más tiene que ver  

con la naturaleza y la conciencia innatas del hombre que con una  

premeditación estética. Late en el fondo de nuestro ser, que es también  

nuestro lenguaje, una propensión analógica, intuitiva, proteica de conocer,  

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de nombrar por primera vez todo. Al espíritu racionalista que describe las  

cosas, las clasifica y las define, se llega después, desde la locución  

filosófica y el pensamiento discursivo. De la solución de continuidad que se  

vive entre la lógica y la afectividad nace un lenguaje que nos ennoblece y  

nos dignifica. La música de la existencia viene cifrada por las coordenadas  

de una palabra que nos recoge y nos bifurca, nos establece y nos devuelve  

a la vida, en un proceso incesante de entusiasmo y consumación. La  

realidad a la que pertenecemos nos pertenece en su absoluto y es la  

palabra poética la única responsabilidad auténtica a que obedecemos. El  

lenguaje es una rueda que gira en el vacío; el vacío gira en el lenguaje, se  

hace rotación en cada vuelta. Los signos –como sabía Octavio Paz– están  

en rotación. El mundo y la palabra que lo dice son inconstantes y es el  

poema el lugar donde el milagro de la creación se cu

Explicación:

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