¿Qué situación marco un antes y un después en la vida Beethoven y por qué?
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Respuesta:
os acordes secos como golpes de cañón. A continuación, una melodía se desliza por los violonchelos, noble y cálida, y se traslada luego a trompas y clarinetes en un crescendo de intensidad que finalmente estalla majestuoso en toda la orquesta. Así empieza la Sinfonía nº 3 de Beethoven. La tradición relata que el compositor la escribió en Viena en 1803 y que en un primer momento la tituló Sinfonía Bonaparte. Para entonces, Napoleón acababa de iniciar la guerra contra las potencias del Antiguo Régimen que asolaría Europa durante más de un decenio, pero para Beethoven aquel general extranjero era más un liberador que un invasor.
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04 carta testamento Heiligenstadt beethoven
Historia
La titánica lucha de Beethoven contra la sordera
Una conmovedora carta escrita por Beethoven es un fiel testimonio de su desesperación frente a la imparable pérdida de audición que sufría. Murió el 26 de marzo de 1827 en Viena, Austria, agobiado por su enfermedad.
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De la misma manera que Napoleón revolvió el tablero político europeo y puso en jaque equilibrios y formas de poder consolidadas desde hacía siglos, también la Tercera sinfonía de Beethoven marcó un antes y un después en la historia de la música. Después de ella, la música pasará a pensarse de otra forma, se moverá en horizontes más amplios, se medirá a la historia en otros términos. Para entender el alcance de la novedad, bastará con mencionar un simple dato numérico. El primer movimiento de la Sinfonía nº 2, escrita tan sólo un año antes, medía 363 compases; el Allegro inicial de la Tercera, 695. Casi el doble. Hasta la Novena sinfonía (1824) Beethoven no acometerá nada tan amplio y ambicioso como en la Tercera.
Al igual que Napoléon revolucionó el tablero político, la Tercera sinfonía marcó un antes y un después en la historia de la música
TRAICIÓN A LA REPÚBLICA
En realidad, para cuando la obra se publicó en 1806, Beethoven había tachado el nombre de Bonaparte de la portada y, en su lugar, había escogido un título más genérico: Sinfonía heroica, compuesta para celebrar el recuerdo de un gran hombre. ¿Recuerdo? En 1806, Napoleón acababa de desbaratar al ejército prusiano y Rusia había tenido que entrar en guerra para frenar el avance del ejército francés. Nadie de sus enemigos veía la manera de contrarrestarle, y aun así Beethoven hablaba de él en pasado. Celebraba la memoria de un gran hombre sin siquiera mencionarle, como si se tratase de un difunto. Era como si el Bonaparte al que había pensado dedicar su Sinfonía nº 3 fuese ya otra persona. El punto de inflexión en esta relación de amor (primero) y odio (después) lo produjo la decisión de Napoleón de autoproclamarse emperador en 1804. Un gesto que el republicanismo del compositor consideró como una traición a los ideales de la Revolución francesa que Napoleón en un primer momento había dado la impresión de abanderar.
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