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Explicación:
La historia militar de Australia durante la Segunda Guerra Mundial comenzó el 3 de septiembre de 1939, luego de que el gobierno australiano aceptara la declaración de guerra que el Reino Unido le hizo a Alemania tras la invasión de Polonia. Posteriormente el mismo gobierno le declaró la guerra a otros miembros de las potencias del Eje, incluyendo el Reino de Italia (el 11 de junio de 1940) y el Imperio de Japón (el 8 de diciembre de 1941).
Soldados izan la bandera australiana el primer día de la Operación Oboe I, tras el exitoso desembarco y ataque de la 9.ª División a la isla de Tarakan.
Los australianos colaboraron junto a los demás Aliados en los frentes de Europa y el Mediterráneo, pero tras el estallido de la guerra en el Pacífico las unidades del Ejército Australiano fueron gradualmente retiradas de dicha zona. Sin embargo, las unidades y el personal de la Real Fuerza Aérea Australiana y de la Armada Real Australiana siguieron participando en la guerra contra Alemania e Italia. Desde 1942 hasta principios de 1944 sus hombres jugaron un importante rol en la guerra contra Japón, constituyendo el grueso de las fuerzas aliadas en el frente del Sudoeste del Pacífico. Aunque desde mediados de 1944 las tropas fueron relegadas en gran parte a frentes subsidiarios, estas continuaron participando en operaciones ofensivas contra los nipones hasta que el conflicto terminó.
Fue en este período que Australia sufrió un ataque directo por primera vez en su historia poscolonial. Para el final de la guerra, casi un millón de australianos habían servido en las fuerzas armadas de su país —principalmente en el Pacífico, Europa y la campaña en África del Norte—, mientras que las bajas en batalla fueron de 27 073 muertos y 23 477 heridos.[nota 1] La guerra contribuyó a grandes cambios en la economía y la política militar y exterior de la nación, ya que aceleró el proceso de industrialización, condujo al desarrollo de un ejército más grande en tiempos de paz y comenzó el proceso con el que Australia cambió el enfoque de su política exterior, que pasó del Reino Unido a los Estados Unidos. Los efectos finales también contribuyeron al desarrollo de una sociedad australiana más diversa y cosmopolita que la anterior a la guerra.