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Explicación:Investigadores de todo el mundo se afanan en buscar soluciones eficientes para lograr eliminar los plásticos. Como este material no se descompone de manera natural o lo hace muy lentamente, se acumula en el planeta a una velocidad escandalosa. La revista National Geographic España ha explorado diferentes propuestas innovadoras a nivel global que están averiguando cómo acelerar el proceso de desintegración.
Desintegrar el plástico lo suficientemente rápido y de forma ecológica es el gran reto
Según las conclusiones de la investigación de National Geographic, quemar los residuos plásticos no es una solución ecológica porque al incinerarlos se producen emisiones contaminantes al liberarse CO2 y metales pesados. Varias investigaciones sobre la degradación química han tenido lugar, pero de momento las soluciones planteadas implican procesos demasiado largos y además requieren la utilización de líquidos corrosivos, como el ácido nítrico. Nos encontramos ante el gran reto de encontrar nuevas fórmulas que consigan degradar el plástico de una forma ecológica.
National Geographic ha detectado nuevas propuestas como las bacterias que son capaces de desintegrar esos polímeros, la clave está en encontrar esos microorganismos capaces de degradar cada uno de los polímeros artificiales que existen, controlando el exceso de plástico y haciéndolo lo suficientemente rápido. En Japón, un equipo científico del Instituto de Tecnología de Kioto ha descubierto una bacteria real que no se conocía hasta entonces, capaz de alimentarse de PET, el plástico que mayoritariamente se utiliza para envasar el agua mineral. La función de este microorganismo es digerir y asimilar el plástico y en consecuencia desintegrarlo. El problema reside en la lentitud del proceso, por ello, se baraja la posibilidad de hacer evolucionar microorganismos de manera artificial o desarrollar nuevos organismos de forma sintética.
Desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) comenzó la investigación que constata que los gusanos 'Galleria mellonella' son capaces de degradar el polietileno, uno de los plásticos más resistentes, el que suele utilizarse en las bolsas de la compra y los envases alimenticios, que puede tardar hasta 100 años en desintegrarse. Con este descubrimiento se mejora el tiempo del proceso de desintegración, estos gusanos pueden biodegradar 92 miligramos de polietileno en 12 horas.
Otra de las propuesta que propone la ciencia para hacer frente a la invasión del plástico ha sido dar una nueva vida a los materiales a través de la transformación del plástico. Desde Australia y a través del programa europeo New-Mine, se está probando ya una tecnología que mediante procesos químicos de gran sofisticación sea capaz de transformar los residuos plásticos en polvo de cristal y que al mezclarlo con arena y otras sustancias, el plástico de lugar a materiales que se pueden utilizar para fabricar tejas, adoquines o ladrillos. Además, existen otras técnicas que permiten mezclar los deshechos plásticos agrícolas con partículas microscópicas para crear nuevos materiales. En la actualidad se están convirtiendo los residuos plásticos en filamentos listos para usar en las impresoras 3D, incluso científicos provenientes de Málaga investigan la forma de convertir esos residuos que no pueden ser reciclados en un fuel oil ligero bajo en azufre.
Finalmente, poner freno al abandono de residuos que no se desintegran es otra de las propuestas innovadoras. Por ejemplo, la apuesta por el almidón o la fécula de patata para fabricar vasos, cubiertos, platos de plástico que por ahora están hechos de plástico en su conjunto que se usa una sola vez y no se puede reciclar, convirtiéndose directamente en residuo. Una de las medidas que se pondrá en marcha este año en España será que estos utensilios se fabriquen con al menos un 50% de este tipo de sustancias biodegradables.
Para dar un paso más y con el afán de reducir el uso de plásticos en el empaquetamiento de alimentos, la Unión Europea ha aprobado una técnica que etiqueta las frutas y verduras con un láser, prescindiendo así de los envoltorios.