Respuestas
Respuesta:
Las danzas del Perú cuyo origen o transformación han ocurrido en el territorio peruano con elementos de danzas e instrumentos de música provenientes principalmente de la fusión de las culturas europeas, americanas y africanas.
Respuesta:
eso es lo que se
Explicación:
Danza de las tijeras
La «danza de las tijeras», «danzaq» o «danza de gala» es una danza indígena originaria de la región de Ayacucho, sin relación alguna con el altiplano, cuyo marco musical es provisto por violín y arpa, y que posteriormente fue difundida a las regiones de Huancavelica y Apurímac.5
Los campesinos la llamaban «Supaypa Wasin Tusuq»: el danzante en la casa del diablo. Se atribuye a José María Arguedas la generalización del término «danzante de tijeras» por las tijeras que los danzantes llevan en la mano derecha y que las entrechocan mientras bailan.[cita requerida]
Diablada puneña
Artículo principal: Diablada puneña
La diablada es una danza llamada así por la careta y el traje de diablo que usan los danzantes. La danza representa el enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal, reuniendo tantos elementos propios de la religión católica introducida durante la presencia hispánica como los del ritual tradicional andino. Su origen recae a la época colonial, cuando los jesuitas vinieron a evangelizar Sudamérica y realizaban auto sacramentales en la localidad de Juli, en el departamento de Puno. Actualmente, la diablada cobra una notable presencia durante la Festividad en honor a la Santísima Virgen de la Candelaria de Puno, la cual fue declarada por la Unesco como Patrimonio Inmaterial e Intangible de la Humanidad.
Morenada puneña
Artículo principal: Morenada
Morenos de la Morenada.
En la época colonial del Virreinato del Perú ya se tiene registro de población negra en el altiplano puneño, tal como lo documenta en 1602 Ludovico Bertonio, jesuita italiano afincado en Juli, Puno. "A estos negros, la población andina los llamaba: Ch’ara o yanaruna.6 Y a la geta pronunciada que tenían, decían: Lakha llint’a. A inicios del siglo XVII, según Gonzales Holguín y Bertonio, a los africanos se les aludía indistintamente como negros o morenos