Me ayudan en esas preguntas ?
6. ¿Qué relación existe entre las habilidades socio emocionales y los cambios físicos durante Ia adolescencia?
7. ¿De qué manera pueden mejorar su auto conocimiento, empatía y autoestima?
Respuestas
Respuesta:
1.Las habilidades sociales son un conjunto de conductas que la persona va aprendiendo desde la infancia bien por observación o bien por aprendizaje directo, que se actúan en la interacción con otras personas. Se tornan necesarias para desarrollar relaciones positivas y sanas con los demás y sin duda, cuanto mejor repertorio de habilidades sociales tenga el adolescente, más éxito podrá tener en diferentes áreas de su vida, ya que le ayudarán a lograr sus objetivos y a establecer relaciones y vínculos sanos con los demás disfrutando así de las relaciones sociales. 2.Lo que creemos ser. La propia conciencia que hemos ido adquiriendo de nosotros/as mismos/as a través de nuestras experiencias y que conforma lo que piensa cada uno de sí mismo/a.
Lo que deseamos ser. La imagen con la que nos comparamos a través de modelos referenciales que implican valores culturales, sociales, familiares, etc. es la imagen idealizada, cuanto más próxima sea a lo que creemos ser, más coherencia tendremos y por tanto más felices seremos. Una forma de trabajar es ¿qué vas a hacer para llegar de la imagen que crees ser a la que te gustaría ser? Y trazar el plan de acción.
Lo que los demás ven en nosotros/ as. Esto condiciona sus actitudes y comportamientos hacia nosotros mismos. Este apartado es muy interesante, a veces coincide cómo creemos que nos ven con lo que la persona de nuestra izquierda ha dicho, aquí la reflexión sería ¿te sientes identificado/a con esa imagen?, y si no te gusta ¿qué acciones hacen que proyectes esa imagen?
La imagen con que se nos identifica por “como son la gente de tal edad”, “o de tal sexo”, “ los de tal profesión”, o de cualquiera de los grupos de pertenencia en que nos integramos. Este apartado está muy relacionado con los estereotipos
Respuesta:
La adolescencia es una etapa de cambios en los aspectos físico, mental y social, encontrándose los adolescentes muy receptivos a las influencias de los modelos sociales y los entornos en los que desarrollan sus relaciones interpersonales. Estos cambios provocan que la mayoría de los adolescentes se perciban como más inadaptados que los niños o los adultos, estando las razones de esto en la necesidad de buscar experiencias nuevas para ganarse la aceptación y el respeto de los iguales, para establecer cierta autonomía respecto a los padres y en la rebeldía contra las figuras de autoridad. A consecuencia de esto, surge la necesidad de afiliación al grupo de iguales, deseando en la adolescencia temprana el tener un mayor número de amigos.
También en esta etapa se producen cambios en las relaciones con los padres, disminuyendo en un primer momento el número de interacciones positivas entre padres e hijos. Sin embargo, a medida que los adolescentes van afirmando su individualidad y autonomía, no solo no se distancian de los padres, sino que requieren en mayor medida su apoyo. Esto implica que padres y amigos de adolescentes no son fuentes de influencia contrarias, sino complementarias como demuestran diversos estudios; así, es más probable que los jóvenes escuchen a sus padres que a sus amigos en cuestiones morales y educativas, mientras que son más susceptibles de escuchar a sus compañeros cuando se trata de elegir a amigos y pasar el tiempo libre.
La importancia de unas relaciones sociales adecuadas ha sido puesta de manifiesto con numerosas investigaciones, relacionando positivamente el éxito en las relaciones sociales con la autoestima, el afrontamiento de situaciones sociales conflictivas y como factor protector ante la depresión y el estrés social. Igualmente también está demostrado que disponer de buenas amistades en la adolescencia facilita la adaptación escolar y el rendimiento académico.
Todo lo anterior no hace sino destacar la necesidad de una mejora de las habilidades específicas de relación social de aquellos alumnos que por diferentes circunstancias tienen dificultades en este aspecto. Así, en este artículo se proporcionan una serie de estrategias facilitadoras de las relaciones sociales entre adolescentes, como son el desarrollo de la conducta prosocial, de la conducta de empatía y del trabajo cooperativo.
Conducta prosocial
Entendemos por conducta prosocial aquellos comportamientos llevados a cabo voluntariamente para ayudar o beneficiar a otros, tales como compartir, dar apoyo y protección. Diferentes estudios han puesto de manifiesto que los adolescentes con mayor número de conductas prosociales tienen una mejor adaptación escolar y éxito académico, suelen tener un buen desarrollo de amistades y suelen ser bien aceptados por los demás.
Desde el ámbito escolar podemos favorecer la conducta prosocial fomentando la participación de aquellos alumnos con dificultades sociales en los programas de voluntariado y ayuda que se desarrollen en el centro. Desde casa, un clima afectuoso y de apoyo será promotor de la conducta prosocial, además de tener expectativas altas sobre la prosocialidad de los hijos, de la misma manera que el cuidado de hermanos menores o familiares mayores que necesitan cuidados especiales o la colaboración activa en las labores del hogar sin que se reciba recompensa externa por ello.
Conducta de empatía
La empatía se define como la reacción emocional elicitada y congruente con el estado emocional del otro y que es idéntica o muy similar a lo que la otra persona está sintiendo o podría tener expectativas de sentir.
También son numerosas las investigaciones que evidencian que la empatía es un fuerte predictor de la conducta social positiva en niños y adolescentes: estudios realizados confirman una relación positiva de la empatía con la conducta prosocial y con conductas sociales armoniosas y una relación negativa con la conducta agresiva, además de ser una variable imprescindible para la comprensión de la conducta social adecuada.
Desde el colegio, puede ser beneficioso organizar un taller de teatro ya que, además de fomentar la importancia del trabajo en equipo, al implicar éste la representación de diferentes papeles que provocan la comprensión de emociones, problemas, circunstancias personales de otros…, se puede convertir en una útil herramienta para el desarrollo de la empatía y por extensión, de las relaciones sociales.
En el ámbito familiar, mostrar respeto hacia los demás, sin prejuicios y con la mente abierta, interesarse por los problemas ajenos, reconocer y felicitar los logros de los otros, además de una buena predisposición para aceptar las diferencias y una manera de expresar la opinión sobre los otros que se centre en lo positivo y en la crítica constructiva, facilitará el desarrollo de actitudes empáticas en el adolescente.
Explicación: