Respuestas
Respuesta:Hace 13 años, de visita en el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría (MHCJS), en una de las vitrinas alusivas a nuestros héroes de la Campaña Nacional observé la carta que el general José María Cañas Escamilla —salvadoreño de nacimiento y costarricense por adopción—, escribió a su esposa poco antes de ser fusilado. En realidad, para mí no era algo nuevo, pues desde niño la conocía, ya que estaba contenida, junto con su imagen facsimilar, en un libro de texto para cuarto grado de primaria intitulado Centroamérica; por cierto, hace un tiempo tuve la fortuna de conseguir un ejemplar en una compraventa capitalina.
Cabe indicar que fue gracias a ese libro que entonces aprendí lo que significaba la palabra facsímil, que decenios después daría origen al por un tiempo revolucionario fax, ya casi en desuso. Pero, más que eso, la carta se fijó en mi mente para siempre, al punto que hasta hoy he retenido en mi memoria algunos de sus pasajes, y sobre todo su inicio: “Mi Lupita: Voy a ser fusilado dentro de dos horas. A nadie culpes en tu dolor por semejante suceso; y esto hazlo en memoria mía”. A mi corta edad, me estremecía imaginar cómo un hombre sentenciado a muerte podía tener la serenidad y el aplomo para escribir una carta a su esposa apenas dos horas antes de aproximarse al patíbulo.
Explicación:corona porfa