nesecito las respuestas de la leyenda cantuna
miliagnis:
necesito las ideas principales y las ideas secundarias
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Pero q respuestas?
lo siento no puedo ayudarte perdón y disculpas mil
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Cuenta la leyenda, que en tiempos coloniales, un Indio de Quito (Ecuador) prometió construir el "Atrio de San Francisco", pero debido a la complejidad de la construcción, no tenía el tiempo suficiente para terminarla a tiempo, y si no cumplía su promesa, iría a la cárcel.
Desesperado por el poco tiempo que cada vez menos tenía, se hizo presente de la nada un Hombre tenebroso (el diablo) con una curiosa barba que de pronto, se acercó a él y dijo con un tono contento:
"No tengas miedo mi amigo. Soy Luzbel y vengo a ayudarte. Te prometo terminar aquella construcción antes del amanecer pero, quiero como paga tu alma."
El Indio ante la necesidad de ayuda, no lo pensó mucho, y viendo lo imposible que era terminar, decidió aceptar con la condición de que si falta una piedra, se cancelaba el trato.
Aceptado el trato, el misterioso Hombre invocó de pronto a miles de almas que salían de las oscuridades de la ciudad y se pusieron a construir a gran velocidad.
Cuando estaba por salir el sol, la Iglesia estaba ya casi lista, el Indio por miedo de perder ahora su alma, rezó a Dios pidiendo ayuda. Las almas ya por acabar, no encontraban una piedra que necesitaban para poner en el atrio y como ya había amanecido, se rompió el trato. De este modo, el Indio de Cantuña se salvó de perder su alma
Desesperado por el poco tiempo que cada vez menos tenía, se hizo presente de la nada un Hombre tenebroso (el diablo) con una curiosa barba que de pronto, se acercó a él y dijo con un tono contento:
"No tengas miedo mi amigo. Soy Luzbel y vengo a ayudarte. Te prometo terminar aquella construcción antes del amanecer pero, quiero como paga tu alma."
El Indio ante la necesidad de ayuda, no lo pensó mucho, y viendo lo imposible que era terminar, decidió aceptar con la condición de que si falta una piedra, se cancelaba el trato.
Aceptado el trato, el misterioso Hombre invocó de pronto a miles de almas que salían de las oscuridades de la ciudad y se pusieron a construir a gran velocidad.
Cuando estaba por salir el sol, la Iglesia estaba ya casi lista, el Indio por miedo de perder ahora su alma, rezó a Dios pidiendo ayuda. Las almas ya por acabar, no encontraban una piedra que necesitaban para poner en el atrio y como ya había amanecido, se rompió el trato. De este modo, el Indio de Cantuña se salvó de perder su alma
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