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EEl ser humano ambiciona volar, una de las pocas capacidades para las que está castrado naturalmente, por eso lo obsesiona. Mientras la ciencia no consiguió materializar sus deseos la ficción fue el soporte en el que volcó sus ansias de alzar el vuelo. Así lo recogen numerosas muestras literarias y cinematográficas.
Durante la segunda mitad del S.XX se crearon varias máquinas voladoras que le daban a sus compradores la capacidad de elevarse de manera independiente. Todas ellas muy competentes.
En 1950 la compañía Bell desafió a la industria con una mochila que ascendía impulsada por peróxido de hidrógeno. Aunque en las películas de James Bond se difundió una imagen muy seductora de la "Rocket Belt" la realidad era que el tiempo de vuelo se mantenía durante 13 segundos a 34 metros.xplicación:
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