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Queda claro que no hay otra manera de gobernar o de ejercer acciones políticas sin legitimidad. Esto ocurre en numerosos órdenes de la vida en los que uno desea tomar decisiones, pero en el ámbito de la política esto es esencial ya que el poder siempre es disputado por varios grupos de personas o incluso por individuos y entonces aquellos que lo detentan deben poner en claro su legitimidad para hacerlo, como también quienes buscan tenerlo en sus manos deben pensar con anticipación cuál será el método para sentirse legitimados en lo que hacen. Cuando hablamos de legitimidad estamos haciendo referencia a la validez o el aval que un grupo tiene y que le permite tomar decisiones con la aprobación del pueblo o de los que circunstancialmente le entreguen el poder para ejercerlo.