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La salud de la democracia depende en gran medida de los jóvenes. Con más de 1.800 millones de personas de entre 10 y 24 años, la juventud de hoy es el gran pulmón de la sociedad. Nunca antes había habido tantos jóvenes en el mundo. Durante las últimas décadas, ha aumentado el interés en su participación política, e incluso el Banco Mundial ha identificado la ciudadanía activa como una de las actividades más importantes para una transición positiva a la edad adulta, tanto para los jóvenes de hoy como para las generaciones futuras. .
El interés por la participación política de los jóvenes se basa principalmente en una mayor conciencia en la sociedad actual del derecho de los niños y jóvenes a ser escuchados. Este es un cambio de paradigma en la forma en que la sociedad adulta observa el papel de los jóvenes: de verlos como meros “adultos en espera” a comprender su papel como elementos activos del cambio social.