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Aunque oigamos la expresión de forma recurrente en los medios o la leamos e incluso la hayamos podido usar en alguna ocasión, hemos de saber que es una incorrección hablar de “punto y final” cuando queremos dar por concluido un asunto o cuando hablemos del último signo ortográfico que cierra un texto. La expresión correcta es “punto final”. Según la Academia, punto final es:
1. m. Punto con que se cierra un escrito o una división importante del texto. Aún recuerdo cómo mi profesora daba por acabados los dictados pronunciando su característico “punto final”.
2. m. Hecho o palabras con que se da por terminado un asunto, una discusión, etc. Decidieron no prolongar más el tormento y poner punto final a su relación.
El Diccionario panhispánico de dudas explica que la variante “punto y final” se ha creado por analogía con las expresiones correctas “punto y seguido” y “punto y aparte”, pero hay que rechazarla al “aludir tanto al punto que da fin a un texto como a aquello con lo que termina un asunto”. En todos los casos hay que emplear punto final.
Aprovechamos y repasamos algunas definiciones generales y normas de uso básicas de estos tipos de puntos.
Punto: Signo de puntuación (.) cuyo uso principal es señalar gráficamente la pausa que marca el final de un enunciado —no interrogativo ni exclamativo—, de un párrafo o de un texto. Se escribe sin separación de la palabra que lo precede y separado por un espacio de la palabra o el signo que lo sigue. La palabra que sigue al punto se escribe siempre con inicial mayúscula, a menos que siga al que corresponde a una abreviatura.
Recibe distintos nombres según marque el final de un enunciado, un párrafo o un texto:
1) Si se escribe al final de un enunciado y a continuación, en el mismo renglón, se inicia otro, se denomina punto y seguido. Es el que separa los enunciados de un párrafo.
2) Si se escribe al final de un párrafo y el enunciado siguiente inicia un párrafo nuevo, se denomina punto y aparte, aunque en algunas zonas de América sí se dice punto aparte. El punto y aparte es, pues, el que separa dos párrafos distintos, que suelen desarrollar, dentro de la unidad del texto, ideas o contenidos diferentes.
Como ejemplo de cómo funcionan y se combinan los anteriores, el arranque del artículo de Larra titulado El castellano viejo:
“Ya en mi edad pocas veces gusto de alterar el orden que en mi manera de vivir tengo hace tiempo establecido, y fundo esta repugnancia en que no he abandonado mis lares ni un solo día para quebrantar mi sistema, sin que haya sucedido el arrepentimiento más sincero al desvanecimiento de mis engañadas esperanzas. Un resto, con todo eso, del antiguo ceremonial que en su trato tenían adoptado nuestros padres, me obliga a aceptar a veces ciertos convites a que parecería el negarse grosería, o por lo menos ridícula afectación de delicadeza.
Andábame días pasados por esas calles a buscar materiales para mis artículos. Embebido en mis pensamientos, me sorprendí (…).
3) Por último, como se ha visto en las explicaciones anteriores, si el punto se escribe al final de un escrito o texto, se denomina punto final. Solo esa denominación es correcta.
Explicación: