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irrupción de Podemos fue una bola de nieve que creció a golpe de encuesta y de numerosas declaraciones en su contra. Estas noticias comenzaron a repercutir en América Latina, dada la proximidad de sus líderes con ciertos países y regímenes de la región, y también porque España pudiera vivir una experiencia bolivariana.
Muchos observadores bien intencionados comenzaron a ver lo que ocurría en España y advirtieron del peligro de un gobierno populista. A esto contribuyó que Pablo Iglesias realizara una encendida defensa de Hugo Chávez y otros presidentes bolivarianos en sus programas de televisión; que Juan Carlos Monedero haya sido asesor político de Chávez o que Íñigo Errejón realizara su tesis doctoral sobre la Bolivia de Evo Morales. Y también la participación de Iglesias y Errejón en el Encuentro Latinoamericano Progresista, en Quito.
En este viaje por América Latina fueron recibidos por Evo Morales, Rafael Correa y José Mujica.
Ante la presión recibida, los dirigentes de Podemos cambiaron su discurso. De recordar las enseñanzas provenientes de América Latina o la importancia del modelo ecuatoriano o venezolano se pasó a hablar de los países escandinavos (Noruega, Suecia o Finlandia).
El giro dialéctico y la idea de que no son de izquierdas ni de derechas responde a la dificultad de replicar el discurso bolivariano en España y ganar las elecciones.
La trayectoria política de los dirigentes de Podemos la han marcado la política latinoamericana y el populismo de Ernesto Laclau. Creen que el descrédito del bipartidismo, asentado en el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE), permitiría su victoria electoral e insisten en la ventana de oportunidad que tienen para llegar al poder, algo real pero pasajero.
Hay otras similitudes con América Latina. Como los partidos y movimientos populistas que conquistaron el poder, Podemos es hijo de la democracia y de la Transición española. O la potenciación de los movimientos sociales para que se alineen tras sus propuestas de cambio. Pese a ello, no se presentan como
abiertamente revolucionarios. Otro punto es su deseo de convocar una Asamblea Constituyente que siente las bases de la República tras eliminar a la monarquía.
También hay grandes diferencias. A diferencia de Venezuela, Bolivia, Ecuador o incluso Argentina, los grandes partidos españoles no están liquidados. Están golpeados y desacreditados, pero de momento tienen bastante recorrido. La renta per capita de España es de 30.000 dólares (cifras de 2012), frente a los 11.400 de Venezuela; los 4.400 de Ecuador o los 2.400 de Bolivia (pese a las mejoras de la última década). El peso de las clases medias es mayor y su propensión a asumir determinados riesgos políticos menor.
Si bien en España hay numerosos desocupados y ha aumentado la desigualdad, las diferencias son abismales.
Otra diferencia de importantes consecuencias para Podemos es la vigencia del parlamentarismo en España frente al fuerte presidencialismo latinoamericano.
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