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Explicación:
Fernando Rielo Pardal (Madrid, 28 de agosto de 1923 – Nueva York, 6 de diciembre de 2004), es fundador de los Misioneros y Misioneras Identes (Instituto de Nuevas Formas de Vida Consagrada de la Iglesia católica). También fue pensador, filósofo, metafísico, escritor y poeta. Promovió la ciencia, el humanismo y la mística.
Respuesta:
Nació en Madrid en 1923. Era hijo de Enrique Rielo Vivero y de Pilar Pardal Espadero. Su padre era funcionario del cuerpo superior de Correos. Tuvo ocho hermanos de los que sobrevivieron cinco. Siendo niño estuvo a punto de morir en dos ocasiones, pero se recuperó sorprendiendo incluso a los médicos. Cursó primeros estudios en el colegio de los Escolapios, en una época convulsa que precedió al estallido de la Guerra Civil española.
El día en que recibió la Primera comunión; 21 de mayo de 1936, preámbulos de la contienda (Guerra Civil Española); estuvo a punto de morir 1, librándose de ser fusilado por causa de su fe a manos de un miliciano que lo reconoció. También su familia fue perseguida.
A los quince años había leído "Fabiola", la obra del Cardenal Wiseman, se hizo una pequeña incisión en la mano y con su propia sangre escribió la Sacra Martirial: Te prometo, Señor, vivir y transmitir el Evangelio con el sacrificio de mi vida y de mi fama, fiel al mayor testimonio de amor, morir por Ti 23.
En este periodo de su vida se acrecentó su devoción a la Virgen María y a San José. Solía recitar la Salve Regina 4y el Tantum ergo en la Basílica de la Virgen Milagrosa de los Padres Paules. Ese amor por ellos revertiría, a su tiempo, en una teología josefina y aportaciones mariológicas.
Finalizada la guerra, prosiguió los estudios de bachillerato en el Instituto San Isidro de Madrid. En esa época ya mostraba una especial sensibilidad para la música, el teatro, el dibujo y la poesía. También la filosofía, especialmente tras la lectura de la obra de Kant, llamó poderosamente su atención. Fue un gran lector.
Implicado de lleno en una organización juvenil, el 28 de agosto de 1939, cuando se hallaba en un campamento en la Sierra de Guadarrama de Madrid, asegura sentir una locución de Dios Padre invitándolo a vivir la santidad: Hijo mío, sé santo, como Yo tu Padre (celestial) soy santo 56. Desde ese momento, intensificó sus acciones encaminadas a mostrarle el amor que le profesaba, manteniendo su promesa de entregarle la vida hasta el fin de sus días. Los dramáticos momentos que atravesaron tanto él como su familia: la guerra con la pérdida de su casa y enseres, el encarcelamiento de su hermano mayor, el hambre y la miseria que asoló a todos, junto a las enfermedades que por ello tuvieron que padecer; no mermaron su vínculo con el Padre celestial.
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