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Respuesta:
Si tomáramos 10 mujeres representativas, mayores de 15 años, en cada país de América Latina y el Caribe,
veríamos que cuatro peruanas y cuatro nicaragüenses sufren violencia física por sus esposos; en México, tres
mujeres serían víctimas de violencia emocional y dos de violencia económica; tres brasileñas de violencia
física extrema y dos haitianas de violencia física.
Entre 1990 y 2007, más de 900 mujeres chilenas fallecieron por causa de homicidio, una gran mayoría
víctimas de sus parejas o ex parejas. En Bahamas el feminicidio representó el 42% del total de los asesinatos
en el año 2000, el 44% en 2001 y el 53% en 2002; en Costa Rica, llegó al 61% del total de homicidios de
mujeres; en El Salvador, la mitad de los casos de violencia reportados por la prensa en 2005 acabaron en
homicidios; en Puerto Rico, 31 mujeres fueron asesinadas como resultado de la violencia doméstica en el año
2004; y en Uruguay una mujer muere cada nueve días como resultado de la violencia doméstica. En todos los
casos, mueren más mujeres a manos de sus parejas que a causa de la intervención de desconocidos. Estas
cifras suscitan el rechazo generalizado de la población como lo demuestra la encuesta del Latino barómetro
2006, en que el 90% de las personas encuestadas considera la violencia intrafamiliar como un grave problema
(Lagos, 2007).
Las cifras que aparecen en el informe regional ¡Ni una más! El derecho a vivir una vida libre de violencia en
América Latina y el Caribe constituyen la punta del iceberg que se oculta tras el silencio estadístico, la
tolerancia social y la impunidad contra la violencia de género, que hoy es una de las formas más generalizadas
de violación de los derechos humanos.
Las voces de las mujeres que, desde hace más de tres décadas, sacaron este problema de la oscuridad de las
vidas privadas y lo convirtieron en un tema de debate social –desafiando marcos normativos anacrónicos y
nombrando a la violencia física, sexual y psicológica–, han influido en las autoridades legislativas, que han
eliminado paulatinamente los obstáculos legales que impedían su sanción, al mismo tiempo que han adoptado
normas inspiradas en la Convención de Belém do Pará, lo que convierte a esta parte del mundo en la región
dotada de una de las mejores legislaciones del planeta
Explicación: espero y te sirva :D
Lograr la mayor autonomía posible de las personas con discapacidad intelectual, para que, con el tiempo, puedan vivir de forma independiente, evitando así una posible necesidad de una plaza en recurso residencial.