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El presente artículo tiene el objetivo de comprender la democracia y la democratización como un proceso conflictivo, el cual requiere de una mirada histórica y situada en los actores para poder ser analizado. Se postula que dicha mirada se encuentra actualmente ausente en gran parte de los análisis provenientes de la sociología, la ciencia política y la economía, los que se revisan brevemente, considerando sus aportes y falencias, así como algunos de los presupuestos metodológicos y epistemológicos asociados a la problemática planteada. Finalmente, se intenta realizar un aporte a este análisis, tratando de entender la democracia como un movimiento histórico, a través del concepto de “modernidad política”, así como de las herramientas teóricas que nos entregan, desde la filosofía/sociología y la historia, dos autores como son Axel Honneth y su “lucha por el reconocimiento” y E.P. Thompson y su análisis sobre “economía moral de la multitud”.
Distintas corrientes teóricas propias de las ciencias sociales han desarrollado, en las últimas décadas, un análisis lineal de la sociedad y la democracia, en la que el conflicto ha venido a ser presentado como expresión de una enfermedad del “organismo social” o bien, se ha entendido como superado con la desaparición de las oposiciones políticas (democracia de consensos) 1. Esto ha derivado hacia la limitación del debate político, a la tecnocratización de la política y a la subvaloración de cualquier discurso de transformación profunda de la realidad.
En este sentido, el presente texto tiene como objetivo realizar un aporte al análisis del conflicto democratizador. Para esto se realizará en primera instancia, una breve revisión acerca de cómo se ha abordado y qué significado se le ha dado al conflicto político para la teoría política y las ciencias sociales, para después comprender cuáles son los ejes que han marcado el análisis sobre el conflicto democratizador limitando, sobre todo en el actual período, la posibilidad tanto teórica, como práctica, de plantear en una profundización democrática, que supere el esquema –implícitamente – normativo, de la democracia liberal. En esta línea, como segundo punto se hará una breve propuesta conceptual que permita avanzar hacia un análisis dinámico sobre democracia y democratización, para, finalmente, abordar ciertas herramientas epistemológicas que nos entregan los trabajos del historiador inglés E.P. Thompson y del filósofo y sociólogo alemán, Axel Honneth. A través de sus aportes, intentaremos comprender la democratización insertándole un nivel de complejidad que no constriña sus causas a una sola variable, ni la disocie del contexto social, histórico y conflictivo en la que ésta se produce, la que permite comprender que la democracia es un proceso en construcción y no un sistema de reglas estático, ni que se acrecienta automáticamente, sino que se reconfigura en el debate.
El análisis sobre la utilidad y la incidencia del conflicto ha estado presente desde siempre en la teoría política. Éste existía ya en la antigua Grecia, simbolizado en la disputa entre los sofistas y Platón, donde la retórica era criticada por este filósofo dada la negación que esta práctica implicaba de un orden natural indiscutible (Serrano Gómez, 1997, p. 45). El conflicto y el debate, por tanto, no podían interferir con aquella verdad esencial, por lo que el conflicto era necesariamente dañino.
Para Aristóteles por su parte, la “discordia” aparecía y era alentada por “hombres malos” orientados hacia sus propios intereses (Domenèch, 2003, p. 45). No obstante, la etimología del término malo en griego (Phaûlos), permite a Antoni Domènech interpretar que estos “hombres malos”, no eran otros sino los pertenecientes al demos (Domenèch, 2003, p. 48). El conflicto para Aristóteles, iría asociado así a la intromisión de los pobres libres en la polis, es decir, el conflicto era –malamente- intrínseco a la democracia.
Explicación: espero que te sirva :)