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Respuesta:
San Francisco es un santo que logró asemejarse muchísimo a Cristo. El pobrecito de Asís, como le llamaban, fue un gran místico y enamorado del crucificado, con quien compartía los estigmas, un gran hombre de paz que no olvidaba nunca de alabar al Señor en la oración.
Son muchas las oraciones a la que por fortuna podemos acceder hoy gracias a varios de sus escritos, por ejemplo la que recitó Francisco en 1206, durante su período de discernimiento vocacional, en la pequeña iglesia de San Damián delante del famoso crucifijo de estilo bizantino, tan querido por los franciscanos; o Déjanos llegar a Ti que fue extraída de la Carta a los fieles.
A estas oraciones hemos adjuntado otras tres más, para que al rezarlas, todas muy bonitas, no solo recordemos la santidad del poverello sino también podamos estar más cerca de Jesucristo.
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Respuesta:
Por favor mantenme siempre seguro, aléjame de todo peligro, líbrame de todo mal, protégeme de los enemigos y de las tentaciones, pues yo estoy dispuesto a dar todo de mí para poder ser útil a Ti y a tu obra. Señor, Tú siempre estarás en mi vida y mi corazón.
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