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En abril de 2011, UNICEF había identificado en Haití más de 3.000 niños de la calle en el área metropolitana. La situación no ha cambiado desde entonces. En la calle, los varones son mucho más numerosos que las chicas. Liline [nombre modificado a petición suya] es una de ellas. Desde 2012 duerme con otros niños de la calle en la plaza Champ-de-Mars. Tiene 16 años y vive mendigando. Su historia no es singular. "Vivo en la calle y espero el día en que finalmente pueda tener una vida normal, porque siempre hay esperanza", señaló a Equal Times.
Este tipo de situaciones no deja de conmover a personas de gran corazón. Monique Louis, residente del barrio, es una de ellas. "El estado en el que viven es muy alarmante. No tienen miedo a las enfermedades infecciosas. A veces las ayudo dándoles ropa, comida, ya que, por encima de todo, son personas necesitadas”.
La mayoría proviene de ciudades provinciales. Fueron recibidas en Puerto Príncipe por parientes u otras familias, a los que abandonaron al ser maltratadas. En la calle, prácticamente no tienen acceso a la educación ni a la atención médica. A menudo no comen lo suficiente, son víctimas de violencias y se sienten rechazadas y excluidas por la sociedad. Para sobrevivir, muchas se ven obligadas a vender su cuerpo. El denominador común es que todas provienen de familias necesitadas.