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Decidí conversar con mis padres al respecto y, afortunadamente, me ofrecieron su apoyo. Y créeme, los consejos y recomendaciones que recibimos de nuestros progenitores hacen la gran diferencia, sobre todo cuando pasamos por procesos de transición debido a una transferencia estudiantil. Estoy seguro de que mi experiencia hubiese sido muy distinta, sin su ayuda. Recuerdo lo estresado que estaba antes de mi primer día de clases en la nueva institución educativa. Montones de preguntas se agolpaban en mi mente, entre ellas si encajaría en el ambiente o si los otros estudiantes me aceptarían, si estaría atrasado con las asignaciones escolares o si me llevaría bien con los profesores, etc. Todo ese tiempo, por muy trivial que parezca, mis papás constituyeron mi caja de resonancia y una verdadera fuente de soporte. Hablamos sobre los problemas y las maneras más adecuadas de lidiar con los retos, y recibí valiosos consejos. Incluso hicieron lo posible por mantener la normalidad en la familia, de forma que yo no tuviese que manejar también otras situaciones mientras intentaba adaptarme a la nueva comunidad estudiantil.
Cuando tu hijo vaya a una nueva escuela, podrá mantener contacto con sus antiguos compañeros de clase, pero es sumamente importante que busque la oportunidad de conocer y tratar a otras personas. Como padre, tu labor será alentarlo a involucrarse dentro de la sociedad, investigar y hallar actividades en el campus de su interés, como clubes de ciencia y astronomía, o quizás un periódico escolar.
Explicación: Siempre fui buen estudiante, no pertenecí jamás al “grupo de los malos”, pero un pequeño problema conllevó a otro y sufrí el rechazo de mis compañeros de clases; haciéndome sentir completamente ajeno al colegio. Sé que cambiar de escuela no es fácil, de hecho ese significativo cambio puede generar ansiedad, dolor y depresión; pero aunque traté por todos los medios de resolver los conflictos, no fue posible y no tuve otra opción…
corona porfabor