analogía entre los ojos su funcionamiento y el funcionamiento de una cámara fotográfica antigua y los telescopios
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foto de un paisaje que estás viendo pero al hacerla no sale igual a como la ves? Esto se debe, en gran medida, a las diferencias existentes entre el ojo humano y las cámaras de fotos. Sin embargo, las lentes de las cámaras fotográficas y su mecanismo interno están pensados principalmente para imitar nuestra visión. Desde el blog del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega desvelamos las semejanzas y diferencias entre el ojo humano y la cámara de fotos.
¿En qué se parecen el ojo humano y la cámara de fotos?
A grandes rasgos podemos decir que sus similitudes se basan en el funcionamiento básico de ambos. Sin embargo, se ha de tener en cuenta que la anatomía de nuestro ojo es mucho más compleja que la de una cámara fotográfica.
Si recurrimos a una sencilla explicación podemos decir que nuestros ojos para ver necesitan recibir rayos de luz. Estos atraviesan la pupila, después pasan al cristalino y llegan a la retina. Una vez aquí y gracias a las células fotosensibles de la retina, la luz se transforma en señales eléctricas que se envían a nuestro cerebro.
Por su parte, las cámaras de fotos, al igual que el ojo, también captan luz. Esta traspasa el diafragma y los cristales que conforman la lente de la cámara hasta llegar un pequeño dispositivo, llamado CCD o CMOS (más utilizados en smartphones). Este tipo de sensores con diminutas células fotoeléctricas registran la imagen y la envían la información al procesador para mostrárnosla.
Ahora bien, veamos la relación entre las partes del ojo y las de una cámara fotográfica:
Pupila vs Diafragma
La pupila es la encargada de regular el flujo de luz que nuestros ojos captan. A más luz, la pupila se contrae y a menos luz, se dilata.
En la cámara, la parte que desempeña esta función es el diafragma. Su apertura y la velocidad en que se abre y se cierra el obturador regula la cantidad de luz que pasa por el objetivo hacia el sensor de la cámara.
Retina vs Sensor CCD / CMOS
En el ojo, la retina es la parte a la que llega la luz antes de transformarse en señales eléctricas. Si buscamos en la cámara fotográfica un elemento que se asemeje nos encontramos con los sensores CCD o CMOS. Se puede decir que estos dispositivos son los encargados de transformar la luz en carga eléctrica para crear cada pixel de la imagen. En las cámaras antiguas, esta función la realizaban las películas fotográficas o carretes.
Cristalino vs sistema de enfoque
El enfoque es un término muy utilizado en fotografía y también está presente en nuestro ojo. El cristalino, a través de sus músculos ciliares, se encarga de modificar el enfoque de los objetos en función de la distancia a la que nos encontremos. Por ejemplo, la presbicia, que impide enfocar correctamente los objetos cercanos, equivaldría a un sistema de enfoque estropeado en una cámara. Cuando la presbicia es completa, el ojo funcionaría como una cámara con objetivo de foco único.
¿Por qué es diferente la visión del ojo humano y la cámara de fotos?
Como ya comentábamos la anatomía del ojo humano es mucho más compleja que la de una cámara fotográfica. Por ejemplo, resulta muy complicado calcular la resolución que puede ofrecer nuestros ojos. La imagen que captamos a través de los ojos no es fija y varía creando distintos campos de visión, algo más parecido a una cámara de vídeo.
Además nuestro ojo es capaz de evaluar una escena, en función de la luz, y adaptarse a ella con mucha mayor capacidad que una cámara. La cámara nos ofrece un único tipo de exposición según una zona concreta. El cerebro procesa mucho la imagen final integrando las imágenes dinámicas de ambos ojos, como haría un editor digital al hacer una composición de imágenes.
Otra diferencia ha tener en cuenta es que el ojo es un órgano curvo mientras que en las cámaras el sensor que interpreta la imagen es plano.
- Sin duda, hay semejanzas entre un ojo humano y una cámara de fotos pero también diferencias que hacen que nuestro sentido de la vista sea extraordinario y su funcionamiento tan excepcional que la tecnología no puede superarlo