3 acciones que puedes realizar para enfrentar riesgos que EVENTUALMENTE afectan tu salud y tu bienestar
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Tomar café al despertar
El cuerpo tiene un reloj interno que se encarga de aumentar el grado de alerta a primera hora de la mañana con el incremento de la producción de cortisol. Estos niveles van disminuyendo en las horas posteriores, por lo que resulta más efectivo posponer el consumo de café (y su efecto estimulante) dos o tres horas después de levantarse, y no al despertar como se acostumbra.
Ver televisión para dormir
Prender la televisión o usar otros dispositivos electrónicos con pantalla antes de dormir disminuye el tiempo y la calidad del descanso. Esto se debe a que la luz que emiten tiene una longitud de onda que dificulta la producción de la melatonina en el cerebro, hormona encargada de inducir y mantener el sueño.
Saltarse el desayuno
Una dieta equilibrada exige cinco comidas al día: desayuno, merienda, almuerzo, merienda y cena. El primero aporta energía para afrontar las tareas de la mañana y evita comer demasiado en las comidas principales por un apetito excesivo. Es más importante en los niños, porque sin desayuno y junto al sedentarismo, aumentan el riesgo de obesidad.
Fumar para relajarse
La sensación de alivio y relajación que se experimenta con un cigarrillo se debe a que calma el síndrome de abstinencia. De hecho, fumar provoca ansiedad. Lo ideal entonces es abandonar el cigarrillo definitivamente, porque el alivio en realidad genera más dependencia.
Cruzar las piernas
Este acto afecta la espalda (porque obliga a cargar todo el peso en un solo lado haciendo que la columna se incline) y los músculos de la cadera. Sentarse siempre con las piernas tocando el suelo y formando un ángulo de 90 grados entre las rodillas y las caderas es lo ideal.
Aplazar lo difícil para el final
Comenzar por las tareas más complejas transmite un mensaje de confianza y de no evitar el reto, para afrontar el resto de tareas con una mayor seguridad (con esa sensación de que lo peor ya ha pasado). El alivio y la tranquilidad redundarán en un mayor rendimiento general en el día.
Consumir fruta de postre
La fruta contiene un monosacárido denominado fructosa que, ingerido tras la comida, provoca un aumento rápido de los niveles de insulina en sangre y hace que todo lo comido tenga más facilidad de convertirse en grasa. Además, en ocasiones produce gases.
Beber agua en exceso
Demasiada agua obliga a los riñones a eliminar más líquido y, con él, electrolitos que son necesarios para el organismo, como el calcio, el potasio, el magnesio o el sodio. Lo recomendable son dos litros y medio al día, pero ¡ojo!: en esta cantidad se incluyen también los alimentos.
Hacer la dieta de la vecina