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La responsabilidad social empresaria, también conocida por su sigla RSE o como responsabilidad social corporativa, es el nombre que reciben las actividades y las políticas desarrolladas por una empresa para contribuir a la comunidad. Se entiende que la responsabilidad social empresaria trasciende el afán de lucro de una compañía, constituyéndose como un aporte al bienestar de la sociedad.
Responsabilidad social empresaria
La RSE no tiene que ver con el cumplimiento de la ley, ya que se sobreentiende que respetar la legislación es obligatorio. Estas políticas apuntan a realizar algo adicional para paliar la pobreza, ayudar a proteger el medio ambiente o fomentar la educación, por citar algunas posibilidades.
Una empresa puede no ser socialmente responsable pero, sin embargo, actuar en sintonía con las leyes. Por otro lado, una violación a los valores o a la moral de la sociedad sí implica no ejercer la responsabilidad social empresaria.
Tomemos el caso de una empresa que, instalada en un pueblo pobre, obtiene millones de dólares de ganancias al año. Más allá de que esta compañía brinda trabajo a los vecinos, su política de responsabilidad social empresaria la lleva a destinar parte de sus ingresos al desarrollo de diversas infraestructuras en el pueblo. De este modo, a través de sus acciones de RSE, la empresa construye un parque, un polideportivo y una biblioteca de libre acceso para todos los vecinos.
Es importante destacar que, aunque la responsabilidad social empresaria suele considerarse como un desarrollo solidario o ético, también le aporta beneficios a la empresa en cuanto a un mejoramiento de su imagen o a la difusión de su marca.
Responsabilidad social empresariaCon respecto a este último punto, la percepción del público frente a un aporte de este tipo siempre se divide en dos extremos: por un lado, están quienes desconfían de cualquier gesto caritativo cuando proviene de un millonario o de una compañía, ya que consideran que la fortuna y la filantropía no pueden ir de la mano; por otro, el fanatismo lleva a los seguidores a asegurar al resto del mundo que su ídolo siempre ha sido una persona ejemplar y que sus actos son sinceros.
Entre las personalidades y empresas famosas a nivel mundial, dos claros ejemplos de responsabilidad social empresaria son Bill Gates y George Lucas. El primero es el fundador de La Promesa de Dar (traducción del verdadero nombre, The Giving Pledge), una compañía filantrópica que desde mediados del año 2010 reúne a muchos magnates en un esfuerzo por ayudar a los países más pobres del planeta a mejorar su calidad de vida. La donación puede hacerse tanto en vida como de manera póstuma, y no existe un contrato legal de por medio, sino que se trata de una promesa, de un compromiso.
George Lucas es uno de los muchos adheridos a este movimiento de caridad, para el cual ha donado la mitad de su fortuna. En una entrevista aseguró que tras más de cuatro décadas de enforcar todos sus esfuerzos en su carrera cinematográfica, comenzaba una nueva etapa de su vida en la que deseaba preocuparse por la filantropía. A diferencia de otros grandes nombres de Hollywood, Lucas es un cineasta independiente, lo que significa que a la hora de hacer una película no cuenta con el apoyo monetario de grandes inversores, sino que cubre sus propios gastos.
Otro de los emprendimientos de Lucas fue la Fundación Educativa que lleva su nombre, una organización sin fines de lucro surgida en el año 1991 para apoyar la innovación en las escuelas. En el sitio web Edutopia pueden encontrarse las seis estrategias fundamentales que esta fundación propone para mejorar la educación, entre las cuales se encuentran la integración de la tecnología, contenidos que contemplen los aspectos emocionales y sociales, el desarrollo de los educadores y la enseñanza basada en proyectos