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Colombia. Veinte años después podemos afirmar que se trataba de un tema
fundador de lo que iban a ser los seis coloquios siguientes. En 1985, con
más ritual y ceremonia, en amplios escenarios y con participación abierta de
estudiantes y un buen número de ponentes, la orientación del coloquio giró
alrededor de un interrogante sobre lo que la sociología que hacíamos aquí
podía decir sobre la Colombia del momento (La Colombia de Hoy, fue el
nombre del evento). Dos ponencias acogieron plenamente la convocatoria y
se refirieron a la coyuntura que entonces se vivía (la apertura democrática y
el auge de la violencia) y las demás trataron temas relacionados con el
mundo rural, la cuestión urbana, la relación entre la sociología y la literatura,
las recientes tendencias demográficas y la Investigación Acción Participativa
(IAP).
A partir de entonces el coloquio se convirtió en un ritual universitario, con
discurso inaugural, escarapelas y cóctel (pero con aspiración a mantener un
alto nivel intelectual), y llegó a ser un eje fundamental de la vida académica
del Departamento de Ciencias Sociales. El objetivo primero de “hacer
sociología” y de “medirle el aceite” a la investigación sociológica se fue
volviendo cada vez más ambicioso y exigente.
En 1987, el fracaso de los regímenes militares en América Latina y el
crecimiento desmesurado de la violencia en nuestro país, habían puesto
sobre el tapete el problema de la democracia como una preocupación de
alta prioridad para las ciencias sociales. El tema escogido para el encuentro
de ese año fue, entonces, la relación entre democracia y sociedad. La idea
era que todos los temas que se trataran se interrogaran, desde su
perspectiva particular, por el problema de la construcción de la democracia.
Esta coherencia nunca se logra plenamente en un encuentro académico de
esta naturaleza, pero se hizo el intento con temas como la iglesia y la
religión, los nuevos movimientos sociales y el poder local, la familia y la
mujer, el trabajo de niños y jóvenes, la pobreza, el sindicalismo, la salud, la
colonización, la violencia y el Estado.
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Tres años después se lleva a cabo otro coloquio, en 1990, año crucial, a
nivel mundial, por la crisis del socialismo y las grandes transformaciones
geopolíticas, que en nuestro país coinciden con el cambio de modelo
económico y la convocatoria de una Asamblea Constituyente para la
“reforma” de la constitución, cuyos alcances aún no alcanzábamos a
vislumbrar totalmente en ese momento. La propuesta en este nuevo
encuentro era pensar hacia adelante (“predecir el futuro”), y hacer un
balance de la investigación en cada campo de conocimiento, ad portas del
siglo XXI. Las predicciones no fueron seguramente muy abundantes o
acertadas, pero quedó un buen balance de lo que se hacía en ese momento
en campos como violencia, narcotráfico, mujer y sociedad, democracia
local, descentralización, amén de otros trabajos específicos en otros temas.
En el año 1993 convocamos de nuevo a nuestros colegas de las ciencias
sociales para pensar en la relación entre territorios, regiones y sociedades,
problema crucial en un una sociedad donde “Estado y territorio nunca han
coincidido”, según rezaba la convocatoria de aquel V coloquio. La
colonización de zonas de frontera, la “contra reforma agraria resultado de la
conversión de un sector de narcotraficantes en nueva clase terrateniente” y
los cambios en las “formas de la vida urbana” (aparición de nuevos grupos
sociales, nuevos usos del espacio urbano y nuevas demandas), entre otros
aspectos, habían dado lugar a acelerados procesos de reconstrucción del
territorio y a una especie de “re fundación de la sociedad”. Además, la
constitución de 1991 había llevado a un primer plano el problema de la
reorganización territorial del país, y había introducido con más fuerza que
nunca el problema de la democracia social, la participación y la
descentralización. Once ponencias –esta vez sí muy estrictamenteasumieron la orientación del coloquio desde muy diversos problemas
(etnicidad, violencia, narcotráfico) y teniendo en cuenta la situación de
regiones cruciales en la vida nacional: Urabá, Guajira, Amazonía, Sumapaz,
Bajo Cauca Antioqueño, Sur Occidente colombiano y regiones de
implantación guerrillera.