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Respuesta:
El coronavirus es una catástrofe natural, no una guerra
Para resolver un problema hay que definirlo bien: el impacto provocado prácticamente a todos los países del mundo por la pandemia del coronavirus es muy similar al que produce un catástrofe natural como un tsunami, un huracán o un terremoto. En los casos de catástrofe natural, se produce un parón radical de la actividad económica y las prioridades se alteran de manera absoluta, con todos los esfuerzos concentrados en salvar vidas. La crisis del coronavirus encaja bien en esta descripción, aunque, evidentemente, con algunas diferencias. Pero el de las catástrofes naturales parece un buen marco conceptual para analizar la presente crisis, sin duda, mucho mejor que el marco de análisis de situaciones de guerra, donde se trata de destruir, no de salvar vidas.
En resumen, la economía de la recuperación de desastres naturales proporciona una buena guía metodológica para analizar las medidas necesarias en la presente crisis sistémica. Y esas medidas son de dos clases: estáticas, para sacar de la situación de riesgo a las personas afectadas –el momento en el que estamos ahora– y dinámicas, para acelerar la recuperación y conseguir que la vuelta a la normalidad sea rápida, previsiblemente, dentro de unas pocas semanas. Como sucede con frecuencia, más fácil de decir que de hacer.
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