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A MODO DE RECUERDO Y MOTIVACIÓN.
Si nunca es vano hablar del compromiso de un cristiano, mucho menos lo es cuando nos referimos al compromiso en el campo socio-político. Con frecuencia se nos olvidan estas palabras del Concilio Vaticano II:
"El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errares de nuestra época. no se creen, por consiguiente, oposiciones artificiales entre las ocupaciones profesionales y sociales, por una parte, y la vida religiosa por otra. El cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus debe res con el prójimo, falta, sobre todo,a sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su salvación eterna" (GS, 43)
El cristianismo está llamado a ser en la historia fermento eficaz de la instauración de la Humanidad Nueva, el Reino de Dios. El cristianismo no es una religión del corazón ni una oferta de salvación puramente interior. La "metanoia" cristiana afecta a todo el hombre y a todos los hombres: pretende abarcar el interior y el exterior, la persona y la sociedad. La fe cristiana está atravesada por el clamor de la justicia y la libertad, pero no una justicia y libertad cualquiera, sino la más radical, en cuanto que es la libertad y la justicia que nacen del amor radical de Dios, de "su Reino y su Justicia".
Si el cristiano no puede ser ajeno a nada de lo humano, menos aún puede evadirse de una acción en la que tan profundamente implicados están el hombre y la sociedad. La política, por ser una actividad donde lo humano está tan manifiestamente en juego, apela a la responsabilidad de la fe cristiana. En la Cuaresma de 1974, el Cardenal Tarancón nos recordaba:
"No es lícito desentenderse de las cosas de la tierra porque seamos ciudadanos del cielo. 'Tenemos el deber de procurar e/ mayor bien de'' todos los órdenes para que se refleje la suma bondad de Dios ante los hombres. Porque somos ciudadanos del cielo -porque tenemos fe como nos advierte el Concilio- tenemos un mayor deber de enfrentarnos con esas realidades con espíritu constructivo y cristiano esforzándonos para que en la convivencia social se realice de la mejor manera posible el mensaje de paz de justicia de libertad y de amor que Jesucristo ofrece a todos los hombre de buena voluntad.
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