• Asignatura: Castellano
  • Autor: bmrebeca551
  • hace 6 años

AMALIA (José Mármol, Argentina)
Escrita casi totalmente en el exilio, la primera edición de Amalia ve la luz en Mon¬tevideo, en 1851, y la segunda, en Buenos Aires, en 1855. Movido, sin duda, por un anhelo político, José Mármol transmite en cada página de su obra el dolor de los proscriptos, segados por el tiempo de terror que vive Buenos Aires bajo el dominio absoluto de Juan Manuel de Rosas.

Buenos Aires, 4 de mayo de 1840. Son las diez y media de una noche apacible. El coronel Francisco Lynch, Eduardo Belgrano, Oliden, Riglos y Maisson parten hacia el exilio, perseguidos por el desenfreno de la dictadura rosista. Los conduce Juan Merla, quien promete salvarlos embarcándolos en una ballenera, pero los traiciona. Su agudo silbido alerta a los secuaces del Restaurador. Éstos se lanzan sobre los jóvenes unitarios.
Después de una encarnizada lucha en la que perecen sus compañeros, Eduardo Belgrano, "tranquilo, valiente, vigoroso y diestro", enfrenta a sus enemigos y descarga sobre ellos su furia. A pesar de sus esfuerzos, cae herido, pero en el momento en que va a ser degollado por un federal, llega Daniel Bello, su amigo, y lo rescata del infernal cuchillo mazorquero. Ya se vislumbra en la actitud de Eduardo al verdadero héroe de la novela. Daniel lo conduce, entonces, hacia una casa situada en el actual barrio de Barracas.
Allí vive, desde hace poco tiempo, su prima, Amalia Sáenz de Olabarrieta -"la linda viuda, la poética tucumana", que colmará de cuidados al herido hasta despertar en él el amor más sublime.
“En aquel momento Amalia estaba excesivamente pálida, efecto de las impresiones ines¬peradas que estaba recibiendo; y los rizos de su cabello castaño claro, echados atrás de la oreja pocos momentos antes, no estorbaron a Eduardo descubrir en una mujer de veinte años una fisonomía encantadora, una frente majestuosa y bella, unos ojos pardos llenos de expresión y sentimiento y una figura hermosa, cuyo traje negro parecía escogido para hacer resaltar la reluciente blancura del seno y de los hombros, si su tela no revelase que era un vestido de duelo”.

Daniel envía al viejo criado Pedro en busca del doctor Diego Alcorta, pero Eduardo no está de acuerdo con ello; admira demasiado a su maestro como para comprometer¬lo con su destino.

En ese ambiente de terror, "esa terrible enfermedad que postra el espíritu y embru¬tece la inteligencia", Buenos Aires despierta cada amanecer:

Daniel Bello es un talentoso estudiante de jurisprudencia que une sus ideales de libertad a los de otros jóvenes, quienes conspiran contra el régimen para ayudar al ejército de Lavalle; por ello se acerca a los federales y simula ser uno de ellos. Ama a Florencia y recibe de su amor información acerca de las conversaciones que escucha en la casa de Rosas, lugar que frecuenta por su amistad con María Josefa Ezcurra, cuñada de aquél.

En la mañana del 24 de mayo, Amalia y Eduardo se declaran su amor:
“Eduardo, pálido, trémulo de amor y de entusiasmo, llevó a sus labios la preciosa mano de aquella mujer en cuyo corazón acababa de depositar, con su primer amor, la primera esperanza de felicidad que había conmovido su existencia; y durante esa acción precipitada, la rosa blanca se escapó de las manos de Amalia y, deslizándose por su vestido, cayó a los pies de Eduardo”.

El 5 de octubre celebran su boda, pero ésta tiene un final trágico, pues, descu-bierta la conspiración contra Rosas, los esbirros asaltan la casa y sellan con la muerte la promesa de unión eterna de los enamorados:
“todos oyeron esta voz menos Eduardo, cuya alma, en ese instante, volaba hacia Dios, y su cabeza caía sobre el seno de su Amalia, que dobló exánime su frente y quedó tendida en un lecho de sangre, junto al cadáver de su esposo, de su Eduardo”.
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Respuesta dada por: osiris0231sierra
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