AYUDAA es para hoyyy.
Necesito una historia con las siguientes palabras: zambullirse desencanto anhelantes atisbar divisar fantasmagórico maleza gozosos bifurcación recóndito y risco.
Respuestas
Antes de zambullirse, volvió el rostro durante una fracción de segundo, pero se arrepintió al instante, los ojos anhelantes de Markus lo miraron, como esperando que se girara y abandonara la idea, pero no podía hacerlo.
Daniel conocía las consecuencias de su decisión, perdería el único atisbo de felicidad que había sentido, pero sabía también que si no saltaba por aquel risco, Markus perdería todo lo que poseía, y no se lo reprocharía, habían discutido hasta el cansancio la noche anterior.
Ambos estaban dispuestos a dar todo lo que tenían, a Markus no le importaba su familia, su dinero y sus tierras; a Daniel no le importaba su vida.
Daniel sabía que aunque ahora no le importara, con el tiempo Markus echaría de menos su comodidad, se hartaría de la maleza que rodeaba aquel recóndito claro dónde habían confesado y consumado su amor, lo embargaría el desencanto, y entonces lo abandonaría. Daniel no podía con la idea, no la soportaba, cerró los ojos, se negaba a llevarse consigo esa última mirada esperanzada, visualizó el color gris y el brillo enmarcado por sus pestañas de esa primera noche cuando gozosos olvidaron al mundo y sus prejuicios. Giró su cuerpo, con los ojos aún cerrados y sonrió, estaba haciendo lo correcto, se iría amando y siendo amado, se dejó caer.
Markus gritó, pensó que no lo haría, que se acobardaría en el último momento, que entendería al estar al borde de la muerte que no era necesario que ambos podían vivir, amarse y ser felices en aquel claro, que el dinero y su familia no le importaban, nunca le habían importado, nunca le habían dado algo más que dolor y presiones que no quería volver a tener.
Gritó su nombre, sollozó acercándose al risco, ¿tendría el valor de irse tras él?
No.
Maldijo, maldijo su cobardía, maldijo su ingenuidad, pero ya nada podía hacer.
Veinte años después, en el claro ya había una cabaña, Markus sonreía al ver caer el sol, había tardado años en entender y perdonar a Daniel, pero lo había hecho, se había dedicado a construir el que habría sido su hogar, y a escribir su historia. Realmente no pensó que alguien fuera a leerla, hasta que una noche divisó su cuerpo fantasmagórico desde la espesura que rodeaba el claro, quiso correr y gritar, abrazarlo, pero se contuvo. Desde entonces fingía no verlo, salía con la caída del sol y se escondía entre los árboles para ver a su amado que a veces reía y a veces lloraba sobre el papel, vivía así tranquilo, sin dolor pero sin ser feliz, sabiendo que volvería a serlo.
Y lo fue, treinta años después del fatídico día, sus almas se unieron y ambos, sabiendo que no habían rencores se unieron de nuevo, igual que aquella primera noche, esta vez, su felicidad si sería eterna. Y lo fue.
NO JODA ME QUEDÓ HERMOSO