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Respuesta:
Cuando pensamos lo público, lo hacemos en términos de experiencias, en cómo nos ha ido, no en lo que debería ser, que es la construcción social y
colectiva, es decir, la conciencia de que la ciudadanía debe involucrarse en la construcción y mejoramiento del “bien común”, como una responsabilidad
de los ciudadanos para que no sea apropiado por unos pocos que sólo piensan en sus intereses y por lo tanto desvirtuando el sentido de lo público.
Debería pensarse el “bien común” como aquello que nos beneficia a todos y que debe ser la prioridad de los gobiernos. Pero hay que tener mucho
cuidado con el uso que se le da a la expresión “bien común”. Hay personas que manipulan y llaman a sus intereses privados, bien para todos. Por
ejemplo, cuando un político necesita hacer una carretera para llegar a su finca y logra posicionar su proyecto como una necesidad de la población, en
algunos casos es posible que el único beneficiado sea él mismo. No se debe perder de vista que cuando hablamos de intereses comunes no podemos
pasar por encima del conflicto, las diferencias, la oposición y la necesidad de negociar y llegar a acuerdos. Es decir, el bien común no existe al margen
de los intereses particulares, por lo tanto, se construye a partir de acuerdos y negociaciones.
Explicación: