¿Cuál de los desafíos mencionados te parece
más relevante para conformar la nueva república?, ¿por qué?
Respuestas
Respuesta :La Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible (Agenda 2030) es global
en términos de su alcance y de
los compromisos asumidos, que
se organizan alrededor de sus 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) estrechamente interconectados
entre sí, que la hacen indivisible por
naturaleza. “No dejar a nadie atrás”
es uno de los principios fundamentales
de la Agenda 2030, ya que su
cumplimiento exige la participación
de todos los sectores y actores de
la sociedad, mediante alianzas para
movilizar y compartir conocimientos,
capacidades, tecnología y recursos
financieros y para asegurar su
implementación en todos los países.
El principio de “no dejar a nadie
atrás” plantea importantes retos para
América Latina y el Caribe (ALC). A
pesar de los avances socioeconómicos
alcanzados en el último decenio, esta
región continúa siendo la más desigual
del mundo. Una de las dimensiones
de esta desigualdad la constituyen
las brechas de desarrollo entre las
áreas urbanas y rurales, reflejadas
en un nivel de pobreza rural mucho
más elevado. En los últimos años, en
la región ha aumentado la pobreza
y se han incrementado las brechas
urbano-rurales en términos de pobreza
y pobreza extrema, escolaridad,
protección y seguridad social,
sobrealimentación y obesidad, acceso
a servicios básicos, salud y empleo.
Ante esta problemática, debemos
reconocer y capitalizar la relación
virtuosa que existe entre desarrollo
rural y desarrollo agrícola, cuya
complementariedad ayuda a alcanzar
las metas establecidas por los ODS.
La relación de causalidad es clara:
no hay desarrollo rural sin desarrollo
agrícola, y sin desarrollo rural no hay
desarrollo sostenible. La pobreza rural
está estrechamente vinculada a los
serios déficits de trabajo decente en
la agricultura (y en otras actividades
productivas primarias), a los cuales se
añade la débil presencia de instituciones
laborales en las áreas rurales. Para
que la agricultura pueda contribuir a
reducir la pobreza y la desigualdad en el
campo, es importante no solo cerrar las
brechas de los salarios laborales entre
los sectores agrícolas y no agrícolas,
sino también extender la cobertura de
la seguridad social y otros beneficios
laborales a los trabajadores del sector
agropecuario.
Entretanto, se debe tener en cuenta
que el avance necesario para el
cumplimiento de la Agenda 2030
debe darse en un escenario mundial
y regional complejo para ALC, con
menor crecimiento económico, mayor
volatilidad, restricciones comerciales
y con la necesidad de actuar ante el
cambio climático y ante los rezagos
mencionados entre los ámbitos rural y
urbano. Este escenario puede empeorar
debido a los riesgos de recesión en
algunas de las principales economías
globales, tanto desarrolladas como
en desarrollo. En parte como
consecuencia del menor dinamismo de
la economía y del comercio, se espera
una ralentización de la demanda global
agropecuaria, que puede afectar
negativamente aún más la situación de
pobreza y hambre en ALC.
En una mirada a más largo plazo, en
2050 la producción agrícola deberá
incrementarse en 50 % en relación
con el nivel de 2012, para satisfacer
la creciente demanda mundial. La Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible (Agenda 2030) es global
en términos de su alcance y de
los compromisos asumidos, que
se organizan alrededor de sus 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) estrechamente interconectados
entre sí, que la hacen indivisible por
naturaleza. “No dejar a nadie atrás”
es uno de los principios fundamentales
de la Agenda 2030, ya que su
cumplimiento exige la participación
de todos los sectores y actores de
la sociedad, mediante alianzas para
movilizar y compartir conocimientos,
capacidades, tecnología y recursos
financieros y para asegurar su
implementación en todos los países.
El principio de “no dejar a nadie
atrás” plantea importantes retos para
América Latina y el Caribe (ALC). A
pesar de los avances socioeconómicos
alcanzados en el último decenio, esta
región continúa siendo la más desigual
del mundo. Una de las dimensiones
de esta desigualdad la constituyen
las brechas de desarrollo entre las
áreas urbanas y rurales, reflejadas
en un nivel de pobreza rural mucho
más elevado. En los últimos años, en
la región ha aumentado la pobreza
y se han incrementado las brechas
urbano-rurales en términos de pobreza
y pobreza extrema, escolaridad,
protección y seguridad social,
sobrealimentación y obesidad, acceso
a servicios básicos, salud y empleo.
Ante esta problemática, debemos
reconocer y capitalizar la relación
virtuosa que existe entre desarrollo
rural y desarrollo agrícola, cuya
complementariedad ayuda a alcanzar
las metas establecidas por los ODS.
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