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CUENTO:
Los Geniecillos Holgazanes
Erase unos duendecillos que vivían en un lindo bosque. Su casita pudo haber sido un primor, si se hubieran ocupado de limpiarla. Pero como eran tan holgazanes la suciedad la hacía inhabitable.
-Un día se les apareció la Reina de las hadas y les dijo:
Voy a mandaros a la bruja gruñona para que cuide de vuestra casa. Desde luego no os resultará simpática…
Y ‘llegó la Bruja Gruñona montada en su escoba. Llevaba seis pares de gafas para ver mejor las motas de polvo y empezó a escobazos con todos. Los geniecillos aburridos de tener que limpiar fueron a ver a un mago amigo para que les transformase en pájaros. Y así, batiendo sus alas, se fueron muy lejos…
En lo sucesivo pasaron hambre y frío; a merced de los elementos y sin casa donde cobijarse, recordaban con pena su acogedora morada del bosque. Bien castigados estaban por su holgazanería, errando siempre por el espacio…
Jamás volvieron a disfrutar de su casita del bosque que fue habitada por otros geniecillos más obedientes y trabajadores.
Fin
FÁBULA:
” EL GATO Y EL RATONCITO”
¡Qué lindo y gracioso eres!- le dijo el
gato Micifuz a un pequeño ratoncito-.
ven conmigo, ratoncito lindo, ven…
-¡No vayas!- le dijo mamá ratona-.
Tú no sabes las mentiras que dice ese
gato para atraparte.
-Ven, pequeño, ven –insistía el gato-.
¡Mira este rico queso y este jamón
que tengo para ti!
-No vayas, hijito. Sé prudente.
Si obedeces lo que te digo, no te
Arrepentirás.
-¡Bah! No lo creas. Mira, te daré este
Bizcocho- continuó diciendo el gato.
Déjame ir, mamita. Él solo quiere regalarme comida
es mi amigo –suplicó el ratoncito ingenuamente.
Te repito hijo, no debes creer en él – dijo angustiada la
mamá ratona.
Sin que su madre se diera cuenta, el ratoncito salió
al encuentro del gato. Al instante, gritó muy asustado:
¡Socorro, mamá socorro! ¡El gato me quiere comer!
Como pudo, el ratoncito corrió hasta su cueva y le
pidió perdón a su mamá por haberla desobedecido.
Quien escucha sabios consejos dirige sus pasos por buen camino.
Esopo
LEYENDA:
La leyenda de Bochica
Hace mucho tiempo, un hombre se le apareció a los indios muiscas. Este hombre, llamado Bochica, les enseñó a los indios a cultivar la tierra, a hacer ollas de barro cocido, a utilizar el maíz y a tejer mantas en algodón.
Se dice que en un tiempo, los muiscas se dedicaron a tomar mucha chicha, tanta, que esta situación disgustó al dios Chibchacum, quien como castigo mandó a llover fuerte durante muchos meses.
De esta forma, se inundó la sabana de Bogotá, se acabaron los cultivos y murieron muchos muiscas.
El sufrimiento del pueblo muisca era tan grande, que Bochica decidió ayudarlos. Fue así como con su varita de oro rompió una roca y formó el Salto de Tequendama para que saliera toda el agua de la sabana de Bogotá.
EL SOL Y LA LUNA
Los ticunas creían que el sol y la luna eran hermanos y vivían juntos ayudándose mutuamente. Hicieron una apuesta para ver cuál de los dos podía hacer más daño a los hombres. El sol produjo sequías e incendios, que destruyeron a muchos hombres. La luna sólo pudo producir una pequeña lluvia, que salvó a unos pocos. Desde entonces se pelearon, y se separaron para siempre