¿Cree usted que nuestro país chile puede evitar verse afectado por crisis internacionales? ¿Por qué?
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Entre 2008 y 2009 se generó una importante crisis económica de alcance mundial, consecuencias que incluso hoy podrían percibirse en algunos sectores. Complejidades económicas que por supuesto generaron repercusiones en distintos ámbitos.
Por ello, el que siete años después se hable nuevamente de una crisis o recesión, inevitablemente enciende las alarmas entre las autoridades.
Así se viene escuchando a nivel de Gobierno y entre los empresarios, con bajos precios del cobre que afectarán a Codelco y, en consecuencia, a los ingresos que pueda recaudar el Estado.
De hecho, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) redujo la proyección del crecimiento mundial, mismos ajustes que ha realizado el Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, cuando se habla de los impactos a nivel nacional, las advertencias apuntan hacia otros escenarios.
“Si bien es difícil asegurar que se producirá una recesión global, afuera hay una situación de incertidumbre y de turbulencias”, explica el economista Andrés Solimano, quien agrega que “algunos bancos de inversiones en Estados Unidos asignan una probabilidad entre 15 y 35 por ciento a que ese país, entre 2016 y 2017, caiga en una recesión, lo que podría arrastrar a la economía global”.
Una situación frágil, si se considera que se trata de la economía capitalista más grande del mundo, con alrededor del 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
“China también es importante, con el 16 por ciento del PIB mundial, pero afecta más a los países en desarrollo, como América Latina, producto de los precios de los commodities”. En consecuencia, aclara Solimano, una economía global que no se afirma, a siete años de la crisis de 2008 y 2009.
“Partimos con un problema, que es esta inestabilidad financiera que estamos observando. Esa es la principal preocupación visible de la situación económica que vivimos”, aclara por su parte el también economista Víctor Salas, aunque con una advertencia.
“El estado de la economía no está tan deficiente. Más bien lo que tenemos es una especie de stand bye, en la que la economía está comenzando a operar, mientras que las economías de los países avanzados no están creciendo lo suficiente”.
Así lo ejemplifica con el caso de Estados Unidos, que en vez de crecer 2,5 se estima que lo hará en 2 por ciento. Lo mismo que Europa, que en general, como detalla Salas, se estima que disminuirá su ritmo de crecimiento.