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Respuesta:
debemos esforzarnos por ver el dinero de manera equilibrada
¿Puede alguien ser rico tanto en sentido espiritual como material? Es posible, pero uno solo puede tener como objetivo una de las dos cosas. Jesús indicó: “No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas” (Mateo 6:24b). ¿Por qué no? Porque la búsqueda de riquezas espirituales y la de riquezas materiales son incompatibles: una interfiere con la otra. Por eso, antes de aconsejar a sus discípulos que acumularan riquezas espirituales, Jesús los exhortó: “Dejen de acumular para sí tesoros sobre la tierra” (Mateo 6:19).
¿Qué sucederá si hacemos caso omiso del consejo de Jesús y procuramos adquirir los dos tipos de riquezas? Él mismo responde: “Nadie puede servir como esclavo a dos amos; porque u odiará al uno y amará al otro, o se apegará al uno y despreciará al otro” (Mateo 6:24a). Para quienes persiguen ambas cosas, los asuntos espirituales pueden convertirse en una molestia, un obstáculo en el camino, aun cuando el sentido del deber los impulse a atenderlos. Puede, incluso, que esperen resolver los problemas de la vida principalmente con dinero y cosas materiales, y no con la guía divina. Es como expresó Jesús: “Donde tengas tus riquezas, allí tendrás también el corazón” (Mateo 6:21
A todos nos gusta llevar ropa bonita. Ahora bien, ¿debemos inquietarnos por la ropa? Veamos lo que dijo Jesús. De nuevo, él llama nuestra atención a la maravillosa creación de Dios. En este caso, podemos aprender de la apariencia de “los lirios del campo”. Quizás Jesús estaba pensando en flores como el gladiolo, el jacinto, el iris y el tulipán, todas ellas diferentes, pero todas hermosas. No tienen que fabricar hilo para hacer su propia ropa, pero ¡qué bellas son! En realidad, ni siquiera Salomón en toda su gloria se vistió como una de ellas.
Jesús quería destacar: “Si Dios viste así a la vegetación del campo, [...] ¿no los vestirá a ustedes con mucha más razón, hombres de poca fe?”. ¡Claro que sí! En cierta manera, a los discípulos de Jesús les faltaba fe
encontramos este sabio consejo de Jesús: “Nunca se inquieten”. Puede parecer difícil ponerlo en práctica. ¿Qué quiso decir Jesús? Como es lógico, no estaba diciendo que nunca sentiría ansiedad; hemos visto que David y Pablo sintieron angustia alguna vez. Jesús estaba ayudando a sus discípulos a comprender que preocuparnos en exceso no soluciona los problemas