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Respuesta dada por: Anónimo
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Para respetar mi dignidad me puedo comprometer a no permitir que me humillen, no alterarme y hacer lo moralmente correcto

La dignidad es el respeto y estigma que los seres humanos merecen y se obtiene cuando se puede decir que una persona tiene calidad humana irreprochable, una persona posee dignidad cuando se valora asi misma por encima de su entorno y de necesidades de tercero.

3 compromisos para respetar mi dignidad:

  • No permitir que nos humillen
  • No alterarnos
  • Hacer lo moralmente correcto

sebastiandom2008: Gracias
legendstitan8: ¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!
lorenayazminsantiago: muchas gracias me ayudó en mucho!!!!
dals34: oh no me encontre con de esas personas que buscan la iformacion del diccionario con la cual me imagino que hacen un resumen
vanelypreciosa14: gracias
dals34: por que
anyshayrecontreras: gracias me sirvio
carloeduardolara21: gracias me sirvió mucho
Respuesta dada por: katherinesuarez76388
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Respuesta:

Para respetar mi dignidad me puedo comprometer a no permitir que me humillen, no alterarme y hacer lo moralmente correcto

La dignidad es el respeto y estigma que los seres humanos merecen y se obtiene cuando se puede decir que una persona tiene calidad humana irreprochable, una persona posee dignidad cuando se valora asi misma por encima de su entorno y de necesidades de tercero.

3 compromisos para respetar mi dignidad:

No permitir que nos humillen

No alterarnos

Hacer lo moralmente correcto

Explicación:

El concepto de dignidad humana tiene su origen en la antigüedad griega; sin embargo, se ha enriquecido en su significado y alcance a lo largo del desarrollo de la historia humana, pasando de ser un concepto vinculado a la posición social a expresar la autonomía y capacidad moral de las personas, constituyéndose en el fundamento indiscutible de los derechos humanos. Especial relevancia tiene la dignidad humana, como elemento para enfrentar y desarrollar las normas relativas a las transformaciones sociales provocadas por el desarrollo científico y tecnológico. En este texto nos centramos en abordar las que se refieren al inicio de la vida humana y a su final.

1. La dignidad en la Antigüedad

En una primera etapa, en la Antigüedad griega y posteriormente en Roma, la concepción de la dignidad se basó originariamente en el aprecio y el reconocimiento social hacia el individuo, en la posición social que se ocupaba, como señala Antonio Pelé:

En efecto, tanto en la Antigüedad, la Edad-Media, el Renacimiento, etcétera el valor del individuo derivaba de su filiación, origen, posición social, u otros cargos políticos. En resumen, los individuos nacían con dignidades distintas y desiguales. El individuo podía sentir e identificar su valor y excelencia por la pertenencia a una élite con la cual compartía los rasgos sociales, políticos y económicos.7

Esa idea de dignidad no tenía más fundamento que la pertenencia a un determinado grupo social, o el desempeño de determinadas funciones en la vida pública. Sin embargo, es importante señalar que en este caso la dignidad exigía al individuo una forma de comportamiento acorde con ese aprecio y reconocimiento social, como lo expone Jörg Luther:

En la tradición filosófica estoica de Cicerón, se califica con la dignidad la posición que en público se atribuye a una persona honesta que se preocupa por su propia cultura, por el honor y la discreción: "dignitas est alicuius honesta et cultu et honore et verecundia digna auctoritas". Ciertas formas de vida, "diffluere luxuria et delicate ac molliter vivere" son incompatibles con la dignidad que forma parte de una naturaleza humana en la que participa la razón. Esta concepción puede haber impregnado también el uso de "dignitas" en el derecho romano, en un primer momento como signo del rango de una persona presupuesto por o derivado de un oficio público que la misma desempeña, y más tarde como signo de un estado social elevado.8

Esta concepción de la dignidad no fundada en la condición humana, sino en la condición social, tiene como supuesta la idea de superioridad y rechaza por principio la igualdad, que sólo mucho después vendrá a unirse a la idea de dignidad. Por eso es perfectamente justificable la esclavitud, o la convicción del ciudadano griego o romano como ser superior, pero como señalamos esa superioridad y dignidad exigía un comportamiento acorde con esa dignidad, como expresaba Plauto: "Las personas dignas caminan de manera distinta a como lo hacen los esclavos".9

Esta conceptualización de la dignidad, hoy día claramente superada, subsiste sin embargo en lo que podríamos llamar "la dignidad posicional", es decir, un reconocimiento o estatus que se suma a la dignidad que compartimos todos los individuos y que se traduce en un reconocimiento social, en un respeto, por la posición que se ocupa socialmente, y que exige un trato determinado por parte de los demás miembros de la sociedad, lo mismo que un comportamiento individual, al menos público, acorde con ese reconocimiento. Así, si bien brindamos un trato respetuoso a los gobernantes, exigimos también que ellos se comporten de una determinada manera, acorde con la moral social vigente.10

2. Dignidad con fundamento religioso

y dame coronita

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