Respuestas
Respuesta:
Algunos trastornos de la alimentación frecuentes son:
Anorexia nerviosa: Miedo intenso a ser obeso. Se manifiesta por una baja por lo menos del 15% de su peso corporal.
Bulimia nerviosa: Tendencia a comer demasiado para después purgarse o vomitar todo. Generalmente está cerca de su peso corporal, por lo que es menos reconocible.
Comer compulsivamente: Ingesta desproporcional de alimentos como forma de compensa emocional. Tiene serias consecuencias como obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardíacas.
Ortorexia: Obesión por lo que el paciente considera una "buena alimentación" y que, por el contrario, lo lleva a evitar grasas, proteínas y vitaminas básicas para el organismo. Paradójicamente su afán por "comer sano" lo lleva a una mala nutrición, anemias, etc.
Vigorexia: Adicción al ejercicio a la que se suma una visión distorsionada de sí mismos, al verse débiles y enclenques.
Perarexia: EL paciente cree que todo lo que se ingiere engorda, por lo que desarrolla obesión por las calorías que tienen los alimentos.
Seudorexia o pica: Deseo irresistible de comer o lamer sustancias no nutritivas como yeso, tiza, algodón, ceniza, etc.
Potomanía: Compulsión por beber gran cantidad de líquido, más de 4 litros al día, para obtener sensación de placer y saciedad.
Drunkorexia: Restricción alimenticia para compensar el consumo de calorías que proporcionan las bebidas alcohólicas.
Sadorexia: Se conoce como trastorno de la dieta del dolor. Va acompañado por bulimia y anorexia pero con episodios de maltrato corporal y dietas masoquistas.
Síndrome del comedor nocturno: Se consume en la noche más del 25% del total de las calorías requeridas.
Pregorexia: Aparece en mujeres embarazadas a las que les horroriza engorda. Suelen hacer dietas e inducir al vómito durante la gestación, lo que es muy peligroso para madre e hijo.
Explicación:
Respuesta:
Explicación:
Los trastornos alimenticios son afecciones médicas. No son un estilo de vida. Afectan la capacidad del cuerpo para obtener una nutrición adecuada. Esto puede provocar problemas de salud como enfermedades cardíacas y renales, o incluso la muerte.