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AMISTAD Está claro que difícilmente no podemos sobrevivir en la soledad y el aislamiento. Necesitamos a alguien en quién confiar, a quién llamar cuando las cosas se ponen difíciles, y también con quien compartir una buena ocasión. Caerse bien es algo muy fundamental dentro de una relación de amistad.
Las amistades normalmente comienzan de imprevisto, y muchas veces sin buscarlas. En el camino de la vida vamos encontrándolas. Y todo comienza porque alguien "nos cae bien" y se convierte en una buena persona.
Decisiones, sentimientos, gustos, aficiones, opiniones, ideas, creencias, religión, costumbres son algunos de las cosas en común que pueden hacer que nos hagamos amigos de alguien.
Sentirse a gusto con una persona, platicar y compartir sentimientos es el principio de lo que acostumbramos llamar amistad.
Para que la amistad sea verdadera, debe existir algo en común y, sobre todo una buena relación. El interés común puede ser ir en la misma escuela, un mismo deporte, un pasatiempo en común, y la misma vida nos va dando amigos.
La amistad es un cariño, es apreciarse que promueve un dar, un darse y para esto es necesario encontrarse y conversar para poder conocerse.
La amistad no puede desarrollarse sin una buena relación. Por eso cuando dejamos de ver durante muchos años a nuestros amigos, a veces nos enfrentamos a nuevas personas totalmente diferentes, o simplemente no se pasa de un diálogo superficial.
Conocer bien al amigo es saber de su vida pasada, de sus quehaceres actuales y de sus planes futuros; y del sentido que da a su vida, de sus deseos; y de sus gustos y aficiones, y de sus defectos y virtudes. Es saber de su vida, de su forma de ser, de conocerse mutuamente.
Para que una amistad sea verdadera, no basta con caerse bien, hay que dar lo necesario: ayudarse desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Al amigo se le quiere porque él es él y no por lo que da. Sin esperar nada a cambio, no dar por recibir, sino dar por gusto.
No es un amigo, el compañero ni el conocido. Tampoco es amigo que el busca aprovecharse del otro. La amistad no es intercambio de beneficios.
La verdadera amistad es un gran apoyo servicio afectuoso y desinteresado.
Ser amigo de verdad no es fácil, pero vale la pena el esfuerzo. Es un premio tener amigos de verdad: estar con ellos, platicar, ayudarle o ser ayudado y disfrutar y alegrase con ellos, poder contar con ellos en todo momento. Aunque cueste, vale la pena el esfuerzo que requiere ser un amigo.
Las amistades normalmente comienzan de imprevisto, y muchas veces sin buscarlas. En el camino de la vida vamos encontrándolas. Y todo comienza porque alguien "nos cae bien" y se convierte en una buena persona.
Decisiones, sentimientos, gustos, aficiones, opiniones, ideas, creencias, religión, costumbres son algunos de las cosas en común que pueden hacer que nos hagamos amigos de alguien.
Sentirse a gusto con una persona, platicar y compartir sentimientos es el principio de lo que acostumbramos llamar amistad.
Para que la amistad sea verdadera, debe existir algo en común y, sobre todo una buena relación. El interés común puede ser ir en la misma escuela, un mismo deporte, un pasatiempo en común, y la misma vida nos va dando amigos.
La amistad es un cariño, es apreciarse que promueve un dar, un darse y para esto es necesario encontrarse y conversar para poder conocerse.
La amistad no puede desarrollarse sin una buena relación. Por eso cuando dejamos de ver durante muchos años a nuestros amigos, a veces nos enfrentamos a nuevas personas totalmente diferentes, o simplemente no se pasa de un diálogo superficial.
Conocer bien al amigo es saber de su vida pasada, de sus quehaceres actuales y de sus planes futuros; y del sentido que da a su vida, de sus deseos; y de sus gustos y aficiones, y de sus defectos y virtudes. Es saber de su vida, de su forma de ser, de conocerse mutuamente.
Para que una amistad sea verdadera, no basta con caerse bien, hay que dar lo necesario: ayudarse desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Al amigo se le quiere porque él es él y no por lo que da. Sin esperar nada a cambio, no dar por recibir, sino dar por gusto.
No es un amigo, el compañero ni el conocido. Tampoco es amigo que el busca aprovecharse del otro. La amistad no es intercambio de beneficios.
La verdadera amistad es un gran apoyo servicio afectuoso y desinteresado.
Ser amigo de verdad no es fácil, pero vale la pena el esfuerzo. Es un premio tener amigos de verdad: estar con ellos, platicar, ayudarle o ser ayudado y disfrutar y alegrase con ellos, poder contar con ellos en todo momento. Aunque cueste, vale la pena el esfuerzo que requiere ser un amigo.
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que es seguro hacer con un amigo en línea
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