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Respuesta:
1.- Sociedad racista, estratificada y grupal.
Las sociedades de los países andinos y centroamericanos son esencialmente racistas. En el caso peruano, nuestro racismo se asemeja más al de Sudáfrica que al de Estados Unidos. Una minoría blanca (15%), en el tope de la pirámide, controla la mayor parte de la actividad económica; el resto, un mosaico de mezclas donde predominan nuestras razas autóctonas.
Por lo extenso del tema, sólo expondremos algunos ejemplos de casos particulares que reflejan nuestra conducta ante este fenómeno.
El wannabe (“want to be” o “querer ser”), persona que para sentirse ”blanco”, busca o inventa en su árbol genealógico la más mínima gota de sangre europea para pregonar su “blancura”. Para este fin, igualmente sirve un apellido no hispano. “Choleando” a otra gente siente que no pertenece a ningún grupo autóctono.
La publicidad en TV es otro ejemplo de racismo: los publicistas contratan mayoritariamente personas blancas. Este fenómeno se repite en ciertas instituciones del Estado.
Hoy en día, esporádicamente, se presenta el fenómeno inverso: racismo de los no blancos hacia los blancos, quizás como respuesta a tanto maltrato.
Somos una sociedad estratificada, difícilmente se da el flujo hacia arriba entre estratos, especialmente para los no blancos. Hacer dinero no necesariamente significa cambio de clase social. En Lima puede observarse que exitosos empresarios de los conos que prefieren construir sus buenas casas en el mismo barrio donde crecieron y donde se sienten cómodos, que mudarse a una de las buenas zonas tradicionales.
Nuestro tipo de conducta también es perjudicial en la escogencia de los profesionales o futuros líderes empresariales. Se pondera más la procedencia (vecino, familia, compañero de clase, recomendado, etc.) que la capacidad o preparación del aspirante.
Nuestra sociedad es tan compleja que, inclusive, tratan de marcar diferencia por el lugar de nacimiento, vale decir: limeño o provinciano.
Cabe destacar que el gremio futbolero está rompiendo en parte con estas rígidas estructuras.
También contamos con un sector de clase media “aspirante”, que busca proyección (escalar socialmente) a través de los estudios de sus hijos; padres que están dispuestos a muchas privaciones y sacrificios con tal de escoger para sus hijos costosos colegios, más que por la buena educación que puedan recibir, porque consideran que en estos centros de estudios sus hijos tendrán buenos contactos a futuro, presunción no del todo cierta. Si un estudiante tiene desventaja económica o de otro tipo, es probable que sea víctima de bulling.
Como todas las sociedades, la nuestra también es grupal, con sus pros y contras. Nuestro sentido de pertenencia lo buscamos a través de la familia, los amigos, el barrio, el club, etc.
Sectores de clase media baja y estratos inferiores ha encontrado adicionalmente una novedosa forma grupal a través de las llamadas iglesias cristianas, organizaciones que están pululando por todo el país, muchas de ellas muy serias y respetadas, otras, simplemente buenos negocios que han capitalizado los diezmos que aportan sus miembros. Estas organizaciones, además de no pagar impuestos, no son fiscalizadas por el Estado.
Hoy en día, estas iglesias están en capacidad de comprar costosos activos tangibles como coliseos y otras edificaciones, inclusive, disponen de fondos para incursionar en política; asunto muy delicado para la futura gobernabilidad del país.
Los jóvenes de diferentes estratos tienenla necesidad de sentirse necesitados. A ellos hay que reclutarlos y prepararlos porque, para bien o para mal, son agentes propiciadores de cambios.
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