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Respuesta:
Un poquito de historia del transporte –
Para explicarle al amable lector la razón de ser de este ensayo, es conveniente
realizar una breve exploración de la historia del transporte público, desde los tiempos
en que sus beneficios eran claramente mayores a sus efectos nocivos en la sociedad, o
en que éstos últimos eran inexistentes, hasta los tiempos actuales en que se puede
asegurar, con creces, que los daños ambientales en grandes ciudades y en todo el
mundo es una triste realidad.
Situación Anterior -
Es fácil suponer que el primer medio de transporte público no tenía la potencia
en caballos sino más bien en “hombres de fuerza”. Hay que imaginarse a un
cavernícola ayudando a su compañero, quizá herido, para que éste pudiese regresar a
su cueva.
De la antigüedad se recuerda – no, no se estaba ahí, se aprendió después - que
se utilizaban carruajes tirados por caballos, por ejemplo, utilizados por los romanos de
la época.
Más recientemente, son famosas las carretas de los inmigrantes, en los tiempos
de los vaqueros del “lejano oeste”.
Los ingeniosos indígenas tendrían veredas que atravesaban selvas y praderas,
con ríos de cristalinas aguas, exuberante vegetación y peces de diferentes tamaños,
formas y colores. Eran diestros en el uso de sus canoas, como quiera que éstas
fuesen, por estas vías de Dios.
Situación Actual
El medio de trasporte tiene una alta incidencia en la sensación de bienestar o
incomodidad. Su efecto se siente ya no más empezando el día, durante el mismo y aún
durante la noche. Esta alta incidencia se debe a la actitud que como reacción se
presenta a la experiencia cotidiana de trasladarse en medio del caos vial, infestado de
vehículos, y a la disposición o afán de colaboración, o de ceño fruncido, por ejemplo.
Explicación: