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Respuesta:
Nuestras emociones, nuestro cuerpo y nuestra mente están relacionadas formando parte de un todo. El poder identificar cómo responde nuestro cuerpo a las diferentes emociones nos ayuda a poder liberarlas con más facilidad y a prevenir y evitar desde molestas contracturas y tensiones hasta una úlcera de estómago.
Nuestro cuerpo, como parte integrante de nuestro ser que es, localiza físicamente las emociones en diferentes lugares. Pasemos a ver algunos ejemplos claros de dónde y cómo se manifiestan las grandes familias emocionales.
Ira
Sentimos tensión en las mandíbulas, una especie de fuego en el estómago, a la altura del plexo solar – el punto que se encuentra por debajo del pecho y justo encima del estómago. Nuestro pecho sube y baja con rapidez y nuestro rostro se congestiona. Las extremidades también se tensan, listas para la acción.
Miedo
Se nos encoge el estómago. El diafragma deja de funcionar libremente y se nos corta la respiración. Durante unos instantes, nuestro cuerpo se queda paralizado, expectante.
Tristeza
Sentimos dolor y opresión en el pecho que puede extenderse por los costados hacia la espalda. Hay presión en la garganta, como si una mano la atenazara. Las extremidades se vuelven pesadas y todo nuestro cuerpo se enlentece.
Sorpresa
Nuestros ojos se abren y las pupilas se dilatan para tratar de recibir mejor el mundo exterior. Nuestra respiración se detiene momentáneamente y todo nuestro cuerpo permanece alerta y atento ante lo que ocurra.