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Los términos educación artística, pedagogía del arte, enseñanza del arte o aprendizaje del arte o enseñanza de las artes o alguna otra combinación son denominaciones para las diferentes modalidades y metodologías de enseñanza y aprendizaje del arte o las distintas artes y las instituciones creadas en su torno.[cita requerida].
Walker Art Center de Minneapolis, 1941.
Las principales divisiones de este campo son la educación plástica y visual (EPV), la pedagogía musical o educación musical (de la música) y la educación expresiva del cuerpo (de la expresión corporal y las artes escénicas -mímica, danza, teatro, artes circenses, etc.-). Los profesionales del arte o «artistas» suelen destacar específicamente en alguna de ellas por sus condiciones naturales o «talento artístico»; sin embargo, como en toda profesión o actividad humana, se requiere de entrenamiento, estudio y constante actualización. Los estudiantes de las distintas disciplinas artísticas pueden especializarse de forma extrema en una sola para alcanzar el virtuosismo o buscar su capacitación en otras, bien próximas o bien muy diferentes, formándose en nuevas manifestaciones artísticas y pedagógicas, con el fin de lograr un amplio panorama del campo de la expresión artística.
La educación artística incluye tanto la formación reglada u «oficial» que se ofrece a los que aspiran a una carrera profesional en el mundo del arte (que inicialmente se hacía en el entorno gremial de los talleres de oficios artísticos y posteriormente en el entorno de las academias, frente al que reaccionó el arte contemporáneo con la formación autodidacta y el arte alternativo y «bohemio» de los grupos de artistas, las «secesiones» y los refusés —«rechazados»—) como la formación que se ofrece a todos los niños y jóvenes en el entorno escolar (con distintas asignaturas regladas del currículo y con actividades extraescolares o como educación compensatoria) [1] y la oferta de educación no formal y animación sociocultural que se pone a disposición de los dilettanti o amateurs («aficionados») adultos, así como los programas educativos de museos, centros culturales, ocupacionales, recreativos, universidades (extensión universitaria), prisiones, agencias de servicio social e incluso el arte callejero[2].
A pesar de todas las renovaciones conceptuales y metodológicas en la educación en general, y en la artística en particular, la base de todo aprendizaje de las artes siempre ha sido la imitación del maestro por el discípulo y la búsqueda de la perfección a través de la repetición de la copia de los modelos, independientemente del papel mayor o menor que se considere que debe ocupar el desarrollo de la propia creatividad y el concepto de la originalidad.
La educación artística desarrolla capacidades, actitudes, hábitos y comportamientos, potencia habilidades y destrezas, y además es un medio de interacción, comunicación y expresión de sentimientos, emociones y actitudes, que permite la formación integral del niño, del joven y del adulto. Todas las facetas del campo ayudan a enriquecer estas enseñanzas: historia e historiografía del arte, filosofía del arte (estética), teoría del arte, crítica de arte, y los contenidos de cada una de las actividades llamadas «artes», «artes y oficios» y «diseños» (y sus diferentes tipos), junto con las tendencias contemporáneas no encasilladas en el arte tradicional o convencional (arte comunitario, arte relacional, video-arte, cómic, bioarte, animación, etc.) y el uso de las TICs a través de ellas y en las propuestas didácticas que las presentan, que pueden hacerse así más afines a la población meta.